elizondo - La segunda mitad del mes de febrero y hasta el último día del pasado marzo, Baztan volvió a ofrecer una imagen lamentable a causa de los incendios provocados de forma intencionada. Los Bomberos de Navarra han registrado un total de 55 incendios deliberados y abandonados a su suerte, que les obligaron a intervenir con riesgo de sus vidas y un considerable coste económico.

Las llamas no habrán causado daños sensibles especialmente en materia forestal pero la factura medioambiental ha sido escandalosa, hasta extremos incalculables. En decenas de casos se han calcinado viejos árboles que cumplen una valiosa función en las masas boscosas, y han causado indignación en la población por la reiteración de prácticas inaceptables y el hecho de que al menos en dos casos los incendios se acercaron con muy serio peligro a menos de 20 metros de dos viviendas, en Arizkun en la casa rural Malkoa y al paraje de Puente Marín, en Almandoz.

Peor ha sido la impotencia al constatar que después de varios años de campañas de información y sensibilización y ofertas de colaboración de bomberos y guardamontes para realizar quemas controladas tras el desastre de 2002, los malos hábitos y costumbres han vuelto con virulencia y ha vuelto a quemarse el monte de forma irresponsable. No hay que olvidar que en ocasiones de rachas fuertes y cambiantes, el viento levanta humo pero además ceniza y volutas de material candente que pueden extender el fuego a lugares impensables.

caso omiso Precisamente en dos ocasiones en las que el Gobierno de Navarra decidió prohibir de forma terminante todo tipo de quemas, incluso las controladas por las condiciones atmosféricas adversas y fuertes vientos, se hizo caso omiso y se provocaron fuegos en situaciones de alto riesgo. Un contrasentido que indignó a muchos vecinos en el Valle de Baztan.

Gruesas columnas de humo sobre montes secos, precarios como hacía años en un invierno muy seco, y aún frentes de fuego más cercanos que abarcaban laderas enteras, consumiendo matorral, zarzas y oteas pero también el débil pasto que brotaba arruinando el subsuelo hasta límites que sólo los biólogos serían capaces de evaluar.

Dos años atrás y en idénticas fechas, mientras Elizondo disfrutaba del carnaval, una o más personas anónimas insistían en quemar el monte, en viejas y muy discutidas prácticas con intención de “facilitar el brote del pasto nuevo” en primavera.

ordenanza inútil Las Ordenanzas, Cotos y Paramentos de Baztan establecen textualmente que el terreno afectado por un incendio “queda acotado al ganado, por un período no inferior a 5 años (se hace referencia a que a partir de la cota 500, el período aumenta a 10 años), aunque la Junta General se otorga la potestad de decidir en base al análisis del suceso si al final el terreno quemado queda acotado y por cuánto tiempo”. Esta medida es inútil, no se aplica y ni siquiera la Junta General ha tratado el desastre medioambiental registrado este año.

Al parecer, se argumenta que esas medidas tendrían un importante coste económico. ¿Pero, cuánto cuesta un helicóptero acarreando agua y la movilización de numerosos bomberos y vehículos todo el día, como el sábado 30 del pasado mes de marzo?

Han pasado 19 años desde que cinco personas de tres matrimonios que paseaban por el monte en Esterenzubi, Baja Navarra, al otro lado del cordal pirenaico, se vieran rodeadas por el fuego avivado por el viento y dejado al albur. Murieron víctimas de las llamas y la sexta sobrevivió pero con gravísimas quemaduras. Y si esto continúa, podría volver a ocurrir.