Es Domingo de Ramos, Erramu Igandea de los euskaldunes, día de palmas, como chopos de largas para chicos y auténticas obras de artesanía rizadas en arabescos y espirales para chicas, llegadas la víspera de Pamplona a Elizondo en los autobuses a los que se esperaba con infantil ilusión. No se llevan como antes, pero la gente mayor acude a misa con sus ramitos de laurel o de olivo, árbol milenario ahora también de moda en algunos jardines de Baztan.

La feligresía iba misa a bendecir palmas y el laurel se colgaba en la puerta de casa para “alejar el rayo” o en la cocina para aromatizar algún guiso. Se decía que “a misa de siete se va a ver a Dios, a misa de diez a que Dios te vea y a misa de doce, a que todo Dios te vea”, y el contrabandeo lo hacía al Colegio de Lekaroz donde rganizaba “el trato”, para enfado de don Luis Garbisu, párroco de Elizondo que fue, pues “los capuchinos le quitaban parroquianos”.

Para la chavalería las misas duraban una eternidad, hasta hora y media, y aburridos acababan a palmazo limpio ante el disgusto de los mayores. Y con el item missa est salían los niños a tropel, tanto que, como recordaba el maestro José María Iribarren, se decía: “¡Dejad salir a la calderilla!” (a la gente menuda).

SEMANA SANTA Se entraba en Semana Santa, días de máximo recogimiento y el Jueves Santo, incluso después de la Misa de la Cena del Señor las gentes del medio rural (los hombres) todavía guardaban vigilia y abstinencia de carne.

Así, en Arizkun, hasta hoy mismo, después de esa misa vespertina es bonita y sabrosa costumbre la llamada Zardin yatea (comida de sardinas, que son anchoas pues antes se llamaba así a ambos pescados) que tiene lugar en Etxeberria. No había tantos coches y el nekazari bajaba andando al pueblo desde los caseríos, y quería recobrar fuerzas para el regreso.

Se hacía y hace merienda a base de anchoas fritas rebozadas en harina y huevo, queso y un par de vasos de vino y tira millas. Por décadas las ha servido una gran cocinera, Ángeles Elizalde, la esposa del patriarca baztandarra del txistu, Javier Larralde. Ambos se nos han ido en tres meses, pero seguirá su hija Marian en la tarea.

SALMONES Habrá que esperar al 1º de mayo para la pesca, antes era en marzo, cada vez más tarde y restringida, por ver si pica el lehenbiziko, el primer salmón del Bidasoa en el que ya no quedan ni chipas, ni barbos ni el curioso insecto “zapatero” y eso que acaban de encontrar hasta antibióticos en el agua. Aún peor, ya no salen chavales a pescar cuando eran legión, expulsados del río por la burocracia dicen los bidasotarras.

El río va bien de agua con la última nevada, pero esta vez entraron menos salmones en el control de Bera, unos 160 a desovar para el futuro. Hace 20 años se gastaron un quintal en arreglar escalas de las presas, otro tanto hace nada para derribarlas y el pescador de toda la vida ya no entiende nada. Priva pescar sin muerte, pero los bidasotarras creen que, con arponcillo o sin, es tortura quitar una y otra vez el anzuelo a las truchas y que varias se ven muertas aguas abajo con el morro destrozado. La semana es santa y también turística, y seguiremos esperando al salmón.