LESAKA - Andoni Esparza Leibar nació en Bilbao hace 59 años. Secretario del ayuntamiento de Lesaka, es también correspondiente de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía. Ha publicado una treintena de artículos sobre la materia en revistas especializadas. “La heráldica me interesa desde que era niño”, señala. En un artículo publicado el año 2018 en el número 24 de la revista especializada Emblemata indica, en relación a la comarca navarra del Bidasoa, que constituye un auténtico museo al aire libre, añadiendo que “es posible que en toda Europa no haya un territorio rural con tal densidad de símbolos heráldicos familiares”.

Esto tiene una explicación histórica: en su inicio la heráldica no fue algo clasista. Según comenta Esparza, “era utilizada por todo tipo de personas, incluyendo los moros y los judíos. Después se prohibió su uso por quienes no fueran nobles”. Desde el siglo XVI, en los distintos reinos de España se difundió mucho la moda de poner escudos de piedra en las fachadas. Primero en las mansiones, pero más tarde en casas normales. “Creo que en parte fue por la conquista de América y la movilidad social que supuso, ya que simples hidalgos llegaron a obtener posiciones muy elevadas. Esto despertaba la ambición de la gente”, reseña Esparza.

Este proceso explica la diferencia entre la Alta y la Baja Navarra. Hasta 1512 constituyen el mismo reino, pero a partir de entonces cada una de ellas se rige por los usos de la respectiva monarquía en la que se integra. El heraldista comenta que “de hecho hoy, en Iparralde y en toda Francia apenas pueden encontrarse adornos heráldicos en las fachadas de los edificios particulares”.

En nuestra zona, la mayor cantidad de escudos la tiene el valle de Baztan. Vidal Pérez de Villarreal contó 755. Hay que tener en cuenta que gozaba de nobleza universal y también que gente de aquí obtuvo altos cargos en la Corte, como describe Julio Caro Baroja en La hora navarra del XVIII. Pero en los demás pueblos había también una notable población de hidalgos. “Creo que a nivel local eran muy frecuentes los procesos de emulación -señala Andoni Esparza-. Alguien colocaba una piedra armera en su casa y otros, por no ser menos, hacían lo mismo. La combinación entre estos factores explica las diferencias de unos lugares a otros”.

único en europa “Me parece que en ningún lugar de Europa hay algo similar -añade-. El año 1833 Henningsen, un escocés, vino aquí a luchar como voluntario y fue capitán de lanceros en el bando carlista. Después escribió un libro con sus experiencias. Ahí comenta que le llamó la atención la abundancia de escudos de piedra en las casas”. Por ello son también tan conocidos por la población local. De hecho, en euskera, para decir escudo heráldico, se utiliza la palabra armarria, que significa textualmente “piedra armera”. “Esto lo decimos aunque el soporte en el que se represente sea distinto como, por ejemplo, de papel”, constata Esparza.

Antes había también escudos en madera, por ejemplo de gente que no tenía dinero para hacer uno en piedra. Se conservan pocos, porque generalmente no duraban un largo periodo de tiempo, debido a las inclemencias meteorológicas.

Lesaka no es una localidad especialmente rica en esta materia, como pueden ser Doneztebe-Santesteban o Ituren. Pero un rápido recorrido por la localidad con un experto como Esparza, hace abrir los ojos y encontrar tesoros escondidos. “Si nos ponemos en la puerta de la panadería, en la plaza podemos observar desde aquí las fachadas de cuatro casas, con sus respectivos escudos, el más moderno de los cuales tiene siglos de antigüedad”.

Alguien que haya viajado por el resto de Europa o se dedique a ver imágenes de los cascos históricos de sus ciudades, comprobará que allá no sucede lo mismo. Como muestra un botón: Erratzu, con apenas 500 habitantes en la actualidad, atesora casi un centenar de escudos heráldicos de piedra en sus casas. Por contra, en una visita por capitales históricamente importantes como Sevilla o Tarragona, apenas se pueden contabilizar una decena de piedras armeras.

Por otra parte, un solo escudo puede proporcionar, en ocasiones, una información muy compleja. Uno de la iglesia de la Casa de Cultura de Lesaka (a la derecha, en la fotografía de la página anterior), es un buen ejemplo de ello, “estudiando el escudo, que está dividido en cuarteles, podemos saber hasta el linaje de los bisabuelos y bisabuelas de la persona que lo encargó: aparecen Arriola y Zelarain en los cuadrantes superiores, correspondientes a abuelos paternos y maternos, pero en los inferiores, aparecen Jauregui, Vertiz, Yanci, Oteiza, Borda, Echenique, Arrechea y Asco”.

Andoni Esparza no quiere terminar la entrevista sin ensalzar que “me parece interesante el que la población de la comarca conozca que tenemos este patrimonio único. También debería ser explicado a los visitantes. Que sepan que, junto a la belleza de los bosques y montañas, la gastronomía, o la calidad arquitectónica de iglesias, torres y casonas, se hallan asimismo estas abundantes muestras de la heráldica familiar”.