Costillas con sabor a verano en Villava
Centenares de vecinos y vecinas disfrutaron de la costillada, uno de los actos más populares de las fiestas, en medio de un gran ambiente y una excelente temperatura.
Ha sido una costillada con sabor a verano. Fieles a la tradición, centenares de vecinos y vecinas de Villava-Atarrabia abarrotaron este martes el parque Ribed para celebrar su costillada, uno de los actos más populares de las fiestas y que este año estuvo marcado por el gran ambiente y la excelente temperatura. Al igual que el año pasado, el tiempo volvió a acompañar y los villaveses pudieron disfrutar de las costillas bajo el sol, estirando todavía el verano en pleno mes de octubre.
La costillada popular se celebra en pleno corazón de las fiestas, con cuatro días ya consumidos pero con otros tantos todavía por delante. Es el plato fuerte de las fiestas para los del pueblo y uno de sus actos más multitudinarios. El parque Ribed se llenó de mesas y jaimas desde primera hora de la mañana y, en algunos casos, hasta de la madrugada.
Después de las dianas y los juegos infantiles de la mañana, la txaranga Turrutxiki animó el ambiente desde la 1 del mediodía, cuando empezaron a funcionar a todo gas los más de 60 braseros que preparó el Ayuntamiento de la localidad.
Ya olía que alimentaba y todo estaba preparado para disfrutar de la gastronomía. Se devoraron kilos y kilos de costillas acompañadas con txistorra, panceta, tocino, morcilla, pollo, ensalada, nachos, patatas fritas, pastas, trenzas y todo tipo de recetas con las que sorprender a familiares y amigos. Para beber, las opciones también fueron infinitas.
De los disfraces a la costillada
Todo entraba bien para recuperar después de una noche de disfraces con temática deportiva en la que algunos hicieron mucho gasto energético. Héctor Asiáin, que había salido vestido de nadador hasta altas horas de la madrugada, aguantaba como podía en la mesa junto a sus amigos Lander Santander, Mikel Irureta y Hodei Urmeneta. “Ayer (por el lunes) salimos hasta las 6 de la mañana y dejamos la mesa preparada. Luego, me he levantado a las 10, así que está siendo un día duro”, explicaba Lander Santander. “Tengo mucha hambre porque no he desayunado y creo que nos está quedando muy bueno. Somos de clase de segundo de Bachillerato Paz de Ziganda y este día tenemos fiesta, así que venimos aquí desde hace varios años”. Mientras, Hodei Urmeneta cocinaba unos muslos de pollo que tenían "muy buena pinta”.
Como explicaba su cuadrilla, de entre 23 y 25 años, Martín Lecuna era la mejor representación de Atarrabia en ese momento. Con gafas de sol, una cerveza en la mano y un bocadillo de fuet para desayunar y muchas ganas de seguir disfrutando de las fiestas pese al cansancio acumulado. “Acabamos de llegar hace nada. Nos hemos juntado un par de cuadrillas y somos 30, pero falta la mitad de la gente que no se sabe muy bien a qué hora llegará porque ayer hubo jaleo. Los madrugadores pusieron la mesa a las 5 de la mañana en el mismo sitio de siempre, que no sé por qué pero nos gusta este. También hemos traído una mesa de ping-pong, que era parte del disfraz de ayer. Hay que reconocer que Iosu Etxetxikia era el que mejor jugaba, como siempre. Yo tenía menos técnica, pero iba de aizkolari que se me da mejor”, resumió entre las risas de sus amigos.
Iker Seminaio y Álvaro Manjón, de Villava de 21 años, se encontraban en los fuegos preparando la comida para siete personas. “Nos gusta cocinar y siempre lo hacemos nosotros dos. Estamos un poco cansados de ayer, pero con ganas de disfrutar de la costillada y del día. Antes de llegar a casa, de madrugada, vinimos y dejamos la mesa preparada. Ahora, tenemos txistorra, panceta y unas hamburguesas para comer y va perfecto. No hemos hecho ni desayunar, ha sido levantarse y directamente venir”. Eso sí, en el caso de Álvaro Manjón fue por un motivo muy diferente, ya que llegaba después de trabajar en Trokel SA de noches. “Es un día muy bonito para estar con la cuadrilla. Luego disfrutaré también de las vacas y me tocará volver a irme a currar”, lamentó.
Fiesta en los centros educativos
En otro de los braseros se encontraba Montxo Preciado, que acude todos los años a la costillada con su familia. “Los peques, que van a Paz de Ziganda, tienen fiesta en el colegio y nos juntamos doce a comer y pasar el día. Cocinamos el abuelo Martín Uguet y yo y el menú va a ser costillas de cerdo y de cordero, panceta y txistorra. Es el día grande de Villava y se monta una buena aquí. Mis hijos de 3 y 6 años lo disfrutan mucho”.
Junto a ellos, Andrea Arbizu estaba haciendo por primera vez la comida para doce amigas, todas de Villava de 21 años. “Tenemos costilla, panceta, txistorra, tortilla de patata, muslos de pollo y cosas para picar. No está siendo fácil hacerlo, pero parece que vamos a comer”, bromeaba mientras luchaba contra el fuego con sus amigas, que acompañaban la acción con la canción de Coco Palmer en la que se recita eso de Detrás del humo no se ve, no, no se ve... “Estamos muy animadas. Ayer hubo buena fiesta, pero hoy es el mejor día para los del pueblo y lo vamos a disfrutar un montón”.
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