Agua, tierra, fuego y aire están presentes en el tronco de la secuoya de la plaza Floirac de Burlada con las figuras de un barco, hay una cara soplando o las hojas del roble. Ligada a estos cuatro elementos, también cobra relieve sobre la madera la mitología vasca, con la reina de la naturaleza Mari coronando la escultura y el señor de los bosques Basajaun –cuyo pelo simboliza el fuego– para dar otra vida a un árbol emblemático de la localidad. En los últimos años el ejemplar había sufrido un debilitamiento general y el Consistorio lo taló al encontrarse completamente seco, un apeo enmarcado dentro del plan de gestión del riesgo del Plan de regeneración del Arbolado Urbano del municipio.

Este fin de semana los especialistas en escultura con motosierra del Equipo Hacha, Abel de Vicente y Lupe Arévalo, él de Soria (Covaleda) y ella de Zafra (Badajoz), se esmeran para convertir en arte un tronco. El Ayuntamiento pidió varias propuestas para la escultura, y la de Abel y Lupe fue la elegida. Desde el Consistorio invitaban a sus vecinos a pasarse por la plaza “a ver cómo va tomando forma la creación artística y disfrutar de este espectáculo que sigue realzando el valor de los árboles y llevando el arte a nuestras calles”. Los trabajos comenzaron el viernes, como delata el andamio que rodea el ejemplar, y finalizarán a lo largo del día de hoy.

LOS ESCULTORES

Habitualmente participan, en diferentes ciudades del Estado y países latinoamericanos, en exhibiciones en las que manda la velocidad. Trabajos de hora/hora y media. Aquí Abel y Lupe emplean “casi todo motosierra”. En este tipo de esculturas tan grandes utilizas también radiales y otro tipo de herramientas”. El trabajo in situ se prolonga durante 2-3 días, pero previamente exige planificación: “Boceto, definido, medidas... Al tenerlo todo planteado, vas muy rápido. El trabajo en casa nos ahorra mucho trabajo aquí”, dice Lupe.

Abel tiene una empresa forestal y lleva desde los 13 años con la motosierra, aunque se unió al mundo de las esculturas después. Hace aproximadamente dos décadas vio a Alberto, compañero actual de Equipo Hacha, en una exhibición “y dije, ‘estoy lo voy a hacer yo’”. Lupe comenzó a curiosear por Internet con este tipo de arte y a probar. También vio “cuando era jovencita alguna escultura de un señor que lo hacía”. Más tarde “se puso en contacto conmigo y ya lleva siete años haciendo cosas bárbaras”, destaca Abel.

Los dos escultores destacaron ayer la calidad de la madera de la secuoya: “Es muy buena, de lo mejor que he trabajado. Es rápida, es blanda, no deja pelo... Te deja hacer lo que quieres con ella. Eso se nota mucho a la hora de trabajar”, reconoce Abel. “Me gusta la mitología vasca, y poder representarla es bonito. Aunque lo más bonito es la madera. Nos ha gustado mucho la madera y el ejemplar. Trabajar la mitología vasca y en este árbol es un lujo”, describe por su parte Lupe.

LA SECUOYA

Ella reconoce que en el tronco de una secuoya “hay madera” como para permitirse rectificar si un corte de la motosierra va más lejos de lo que ellos querían. Pero el suyo es un oficio en el que “si cometes un error, hay que improvisar”, dice Abel. En su opinión, lo más difícil de la escultura que finalizarán hoy en la plaza Floirac es “probablemente hacer los detalles de las manos y la cara, y las proporciones, en este caso de Mari. Lo otro es meterle tiempo, vas haciendo detalles a base de horas. Pero las proporciones y la cara, que la está haciendo Lupe, para mí es lo más difícil. Darle expresión. Y las dimensiones, al estar tan alta, no puedes decir, ‘mido una persona y le doy las mismas medidas’. Tienes que desproporcionar cosas para que luego desde abajo se vea proporcional”. Una tarea de la que se encarga Lupe.

Ambos terminarán hoy de esculpir el tronco, le darán una capa de barniz y, a partir de ahí, Mari y Basajáun serán dos vecinos más de la plaza Floirac.