“Apostamos por una gestión directa, muy cercana y con servicios para todo el mundo”
Romero acaba de cumplir tres décadas como alcalde del Valle con una candidatura vecinal que suma mayoría absoluta legislatura tras legislatura
Esta semana ha cumplido 30 años como alcalde del Valle de Aranguren, donde su candidatura popular CPVA –que surgió a finales de los 80 con las protestas contra el vertedero de Góngora– repite mayoría absoluta elección tras elección. Manolo Romero Pardo, autónomo de la construcción de 64 años y natural de Oliva de la Frontera (Badajoz), llegó con su familia a Mutilva Baja cuando tenía 10 años. Fue presidente del Concejo hasta su extinción en 1990, y ahí comenzó su andadura en el Ayuntamiento, primero como concejal. En su octava legislatura en la Alcaldía, Romero analiza la evolución del valle y el por qué de ese apoyo vecinal, reconoce que “sin mis compañeros de corporación no sería posible hacer nada” y destaca “la gran implicación de los trabajadores y trabajadoras del Ayuntamiento”.
¿Cómo son sus orígenes en la política municipal?
–Estábamos metidos en las cosas que en aquella época se llevaban en el pueblo, donde no había prácticamente nada. Nos gustaba participar en la organización de fiestas, traer vaquillas al pueblo, en Navidad montar espectáculos, preparar la cabalgata... Todo desde la juventud. Y como veían que hacíamos cosas, desde el Concejo nos propusieron, ‘a ver si os metéis alguno al Concejo y así colaboramos’. Das ese paso y te das cuenta de que se pueden hacer cosas. También te vas dando cuenta de que no te apetece implicarte demasiado en la política de más nivel. Te quedas en el pueblo, empiezas a trabajar, y el Concejo de Mutilva que presidía dio un paso muy importante. Por unanimidad, en el año 90 decidimos extinguirlo y crear un único Ayuntamiento para el Valle.
¿Por qué fue tan importante?
–Es la clave por la cual creo que he estado tanto tiempo aquí. Empezamos con un proyecto que lideraba José Antonio Villamayor como alcalde del valle. Lo primero que hicimos es hablar con Mutilva Alta. Si Mutilva iba a dar este paso de extinguirnos, Mutilva Alta tenía que darlo también. No podíamos tener dos administraciones. Se habló con los pueblos y dijimos, ‘hacemos este esfuerzo y un plan estratégico para el valle, pero los concejos tienen que ceder las competencias para hacer un único Ayuntamiento’. Todos cedieron de forma voluntaria las pocas competencias que les dejaba la ley. Aquel plan estratégico marcaba las pautas de las siguientes legislaturas. Y se trataba de ver si éramos capaces de marcar una capitalidad en el valle.
Mutilva ejerció la capitalidad.
–Es la más cercana a la ciudad, donde podemos hacer los desarrollos urbanísticos, las zonas industriales, y a partir del polígono industrial, mantener los pueblos con el criterio y la forma de vida de siempre. Y desde el Ayuntamiento ser capaces de financiar las obras que necesitaban de pavimentaciones, alumbrados, frontones, casas concejiles... Te metes de lleno en ese trabajo y te das cuenta que hay que seguir haciendo más cosas.
Lleva 30 años con esa inercia de seguir haciendo cosas...
–Te vas implicando y cuando miras para atrás dices, ‘30 años ya, ¿qué es esto?’. Cualquiera que lo vea desde fuera puede pensar, ‘no será tan difícil mantener una mayoría absoluta. Serán pocos vecinos, se repartirán las prebendas del pueblo y ya está, como en muchos sitios’. Pero cuando empezamos con este plan, éramos mil y pico habitantes. Hoy somos 14.000. Es un pueblo en constante crecimiento. Y hemos mantenido los apoyos que hemos tenido históricamente.
Y con buena sintonía con los grupos de la oposición.
–Ellos yo creo que hacen una lectura; si de 17 concejales nosotros tenemos 11, tampoco vas a montar aquí una bronca tremenda. Les damos mucha participación y estamos súper contentos con ellos. Son gente muy respetuosa, participan en todo... las últimas legislaturas hemos aprobado por unanimidad casi todo. No salimos en los periódicos, y eso es bueno.
Que sean una candidatura independiente, sin ataduras de siglas, también ayudará...
–La independencia no significa que tú no tengas una sensibilidad política y una ideología. Se trata de no expresarla públicamente ni estar haciendo bandera de tu ideología con un apoyo que no te corresponde. Porque nosotros recibimos apoyo de un abanico muy plural de vecinos y vecinas.
¿Es difícil sostener hoy en día una candidatura popular?
–Cuando irrumpe Podemos a nivel estatal, se endurece la ley electoral. Las candidaturas populares necesitan un aval del 5% del censo electoral. Bueno, pues si hay que coger firmas, se cogen. Ahora necesitamos más de 500. La candidatura se negó desde el primer día a ir por los bares y la calle atosigando a la ciudadanía para que firmara. Si los vecinos vienen al ayuntamiento y firman, seguimos para adelante. Si no, no merece la pena. ¿Qué pasa? Que en dos días recogemos más de 1.000. Eso ha reforzado el compromiso de las personas que pertenecen a la candidatura popular, que pueden ser cargo público o colaboradores en diferentes colectivos. Es un compromiso impresionante, de honradez, de personas implicadas, de trabajar por el valle y ver la política de fuera como algo de fuera, aunque no somos ajenos y nos afecta. El compromiso con la ciudadanía, que te entrega la confianza para que gestiones, es lo que hace bonito participar en la vida pública. Tenemos un contrato con ellos y hacemos un programa: ‘para esta legislatura queremos hacer todas estas cosas’. Cuando llega la siguiente legislatura lo primero es decir, ‘aquello a lo que nos comprometimos lo hemos ejecutado. Y si no lo hemos ejecutado, ha sido por esto o por esto otro’.
¿Esa es una de las claves que explican estos 30 años?
–Es lo fundamental. Que haya esa confianza y que se sientan seguros con sus administradores. Porque lo que estamos viendo en política es una pena. Nosotros apostamos por una gestión directa, muy cercana, con servicios para todo el mundo y al alcance de todo el mundo. También con nuestras quejas; que van en el cargo. Hacemos reuniones vecinales todos los meses, vienen, les gusta estar enterados y se sienten parte del valle. Ese movimiento asambleario es muy importante. Cuando apareció el 15-M dijimos, ‘pues ya habíamos inventado esto hace tiempo’. Me parece esencial. La ciudadanía del valle tiene ya muy metido en la cabeza que el Ayuntamiento responde, se ha generado una especie de ‘tenemos derecho’ y me encanta que lo exijan. Si salgo ahora a la plaza me saludarán cinco personas, y si tienen tres problemas me los trasladarán. Eso es lo bueno de la política local.
El desarrollo urbanístico del Valle también ha marcado su trayectoria estos años.
–Siempre hemos tenido muy claro que los desarrollos urbanísticos se deben al los derechos de la ciudadanía del municipio a resolver el problema de la vivienda. Desde los años 90 hemos ido creciendo, pero siempre con una premisa: el suelo del Ayuntamiento y las cesiones son con preferencia para vecinos del Valle de Aranguren. Y hemos conseguido que la gente joven se haya quedado a vivir aquí. Hoy no se le da importancia a que las personas tengan que cambiar de barrio o pueblo en busca de vivienda. Sé que si hay necesidad, a la fuerza te llevan. Pero, ¿no es mucho mejor quedarte donde has ido al colegio, tienes tus amigos y juegas al fútbol? Es uno de los temas que más satisfacción nos ha generado.
¿Qué más le satisface?
–Tenemos un plan de empleo de 400.000 euros al año. O un comedor saludable donde las personas mayores se juntan, hacen sus actividades y comen. Aquí se trabaja con visión de futuro, y en política creo que pasa mucho que te marcas la legislatura y a ver cómo salgo mejor parado, igual para repetir y si no salgo, pues ya está. Nosotros nunca hemos tenido esa visión. Saldremos cuando salgamos, pero saldremos bien.
Con apuestas que no son competencia municipal.
–Es que si nos ceñimos solo a nuestras competencias igual no hacemos ni la mitad de las cosas que podemos hacer. Hicimos el consultorio en Mutilva, el primero que se equipó con los sistemas informáticos para la receta electrónica. Y compramos un ecógrafo. Con toda la lista de espera que había para ecografías, la dirección de Sanidad nos dijo, ‘no lo podéis usar ni poner porque nos generáis un problema’. Entonces, dijimos, ‘Ah, vale, pues lo compramos, lo ponemos en marcha y si quieres vas tú y lo paras’. ¿Qué pasó? Que inmediatamente empezaron a equipar todo. Hemos tenido apuestas muy importantes. El transporte no es nuestra competencia, pero tenemos un transporte espectacular cada 20 minutos. Es una buena inversión. En tema deportivo habría cosas que son de Gobierno Navarra. ¿Gobierno Navarra se va a preocupar del deporte del Valle de Aranguren? No. En el 0-3 años, en marzo ya se están haciendo estudios sobre nacimientos para saber cuántos niños habrá al empezar el curso. Y seguimos pensando que tenemos que dar cobertura al 100%. No entendemos cómo se puede anunciar medidas de gratuidad cuando hay personas que no se pueden acoger. Nos parece escandaloso.
¿Qué otros grandes hitos destaca de estas tres décadas?
–Un hito importante es la convivencia del valle. La vivienda, el plan de empleo... Y cuando hemos tenido la cobertura de las cosas normales ejecutada a un nivel alto, nos ha generado una satisfacción tremenda el yacimiento de Irulegi y el hallazgo de la mano. Eso te retrotrae en el tiempo. En las primeras tres legislaturas peleábamos por el modelo D en el valle. Nadie nos hacía caso porque no éramos Zona Mixta. Ya, pero porque alguien ha zonificado. Las zonificaciones no tendrían que ser por voluntades políticas. El Ayuntamiento acordó por unanimidad pertenecer a la Zona Mixta, y comenzamos con 13 alumnos del modelo D en un aula del colegio San Pedro. En 12 años tenemos más de 450 alumnos y nuestro centro de modelo D, Irulegi. El nombre no era por la mano, sino por el monte cuando empezamos las excavaciones con Aranzadi.
Y apareció la mano.
–Sí, y en el valle todo el mundo está encantado, y algunos no la han visto. Todos están encantados con el yacimiento, y muchos no lo habrán pisado. Pero es parte del valle, y la mano además apareció con ese Sorioneku, una palabra de bienvenida, de acogida. Pero la reflexión es que, si no hubiésemos tomado el acuerdo de que queríamos la Zona Mixta y apostado por el modelo D... sale la mano y qué vergüenza, ¿no?
¿Qué proyectos tienen en marcha?
–Sería bonito terminar el palacio de Góngora. La nueva escuela de música es un reto que hay que hacer ya, estamos buscando ubicación y va a garantizar que el profesorado va a tener mejores espacios para impartir las clases. Las obras de la nueva Casa de Juventud están prácticamente acabadas y se pondrá en marcha para septiembre. Y es curioso, porque cuesta más de dos millones y medio de euros y hemos recibido cero euros.
Su agrupación popular surgió a raíz de las protestas contra el vertedero de Góngora. ¿Lo verán cerrado pronto?
– El primer sellado parcial ya se está haciendo, pero queremos conseguir la clausura total esta legislatura. Es factible y además la Mancomunidad debe cumplir para que tenga garantías de confianza.
Le quedan proyectos como para no aburrirse... ¿repetirá la próxima legislatura?
–Sí, tenemos para no aburrirnos. Cuando pasen los dos años que quedan todavía, lo valoraremos, y evidentemente se pulsará también el sentir de la ciudadanía. La ventaja que tenemos es que en la candidatura hay personas muy animadas. A veces dicen ‘el día que Manolo se vaya, se va la candidatura’. O no, porque hay gente muy preparada. Si sigue el sentimiento y la línea que tiene la candidatura, estoy convencido de que se irá cuando quiera. Porque la ciudadanía está harta de todo y quiere gestión, tranquilidad y ya está. Y sentirse de alguna forma parte del municipio que les gestiona.