barañáin - Poco les importó el calor a los cientos de vecinos de Barañáin que ayer se acercaron a la plaza del Ayuntamiento para dar comienzo a sus fiestas. Todos juntos, protegidos en la sombra de algún árbol los más precavidos y a pleno sol los más ansiosos, dieron la bienvenida a sus días grandes mostrando la cara más fiestera del municipio. La encargada de lanzar el chupinazo fue Ainhoa Tirapu, portera y capitana del Athletic Club de Bilbao, que agradeció al Ayuntamiento el haber sido elegida para este acto y dedicó el cohete a la lucha feminista. Sin embargo, su discurso apenas pudo ser oído debido a la música y a los cantos de sus vecinos que, con muchas ganas de fiesta, se estaban dejando la voz en la plaza. Minutos antes, la misma Ainhoa confesaba no sentir muchos nervios, aunque estaba segura de que le temblaría el pulso al coger el micrófono. Asimismo, dijo que aunque tenía algunas ideas sobre qué decir, suele dejar estas cosas para el último momento. Al primer cohete lanzado por la futbolista le siguieron otras cuantas mechas que fueron prendidas por la alcaldesa, María Lecumberri, y su nuevo Equipo de Gobierno.

Antes de esto, en el salón de usos múltiples del Ayuntamiento, tuvo lugar la entrega de premios a las pegatinas por la igualdad y a los carteles de fiestas, todos dibujados por chavalas de 11 a 13 años. Motivadas por sus profesores, compañeros de clase o en el Centro de Juventud Baragazte, se animaron a participar en este clásico concurso de fiestas, y tras ser elegidas por la calidad de su trabajo, todas ellas recibieron varios regalos como el pañuelo de fiestas, una mochila, un estuche o 100 euros para gastarlos en alguna tienda de Barañáin. Aunque quizá el regalo que más ilusión les hizo fue poder ver el chupinazo desde el balcón del Ayuntamiento junto a periodistas y autoridades y disfrutar de la merienda que el catering de París 365 había preparado para la ocasión. También estuvo presente en la gala de entrega de premios la asociación Canto Pueblo Viejo que, como indicó su director, colaboraron con lo que mejor saben hacer: cantar. Todos los asistentes escucharon sus canciones al mismo tiempo que las tarareaban. Algunos también se abanicaban con lo que podían, ya que a pesar del aire acondicionado, se pudieron ver varios mofletes sonrojados y algunas frentes que brillaban a causa del sudor. Y es que el calor no parece que vaya a dar ni un respiro en las fiestas de Barañáin, que terminarán el domingo.