sanfermines en tiempos del coronavirusLa fiesta por excelencia de la gente, de la aglomeración, del abrazo y el beso, de sentir como propio el sudor del de al lado... Solo en la plaza Ayuntamiento en el momento del Chupinazo caben más de 12.000 personas, otras 19.721 en la plaza de toros, en el recorrido del encierro se amontonan cada mañana unos 2.500 corredores y otros miles en balcones y vallado. Y todo esto sería impensable con el COVID-19 dando guerra.

Hoy, aunque se hayan subido ya tres peldaños de la escalera, San Fermín se ve demasiado lejano, a 109 días, tanto que parece que el virus no le va a tocar. Y que llegará julio y la fiesta de la gente volverá a estallar en el cielo. Pero la pandemia ha tocado ya de muerte a las fallas de Valencia, ha suspendido la Semana Santa y la Feria de Abril ha quedado vista para septiembre, lo que ha supuesto para la capital hispalense unas pérdidas millonarias, no en vano el impacto económico de las procesiones de Sevilla es de unos 400 millones de euros y en otros 830 millones de euros se cifra el de la feria. Y aunque, como ayer bromeaba Imanol Azkona, presidente de la Federación de Peñas, que se suspendan los Sanfermines es hoy, a cuatro meses vista, tan improbable como que caiga una bomba atómica, el calendario va pasando hojas. ¿Qué pasaría si se suspendieran los Sanfermines? Hace 42 años, con los sucesos de Sanfermines del 78, que acabaron por suspender el programa, la fiesta se trasladó a septiembre, y fueron las mejores fiestas que se recuerdan para los de casa. No se consuela el que no quiere.

Vaya a ocurrir o no, lo cierto es que quien más o quien menos está mirando de reojo al mes de julio. De hecho, ayer comenzaba a hacerse público un bulo de esos que acaban siendo muy peligrosos. Con el membrete del Ayuntamiento de Pamplona, un wasap informaba de que "con lo último acontecido sobre el COVID-19" y "por las medidas de seguridad que requiere el protocolo", la Casa de Misericordia "se ha visto obligada a cancelar temporalmente los contratos con las ganaderías para San Fermín 2020". Es por eso, se decía, "y hasta nuevo aviso, las fiestas podrían ser aplazadas a septiembre".

"La suspensión de los Sanfermines no está sobre la mesa ni constituye en estos momentos una prioridad". Este es el mensaje oficial que se traslada desde el gabinete de crisis creado en el Ayuntamiento de Pamplona tras la declaración del estado de alarma, aunque nadie en esta ciudad, incluidos los miembros del equipo de Gobierno y de la oposición, puede borrar de su mente la posibilidad, aun lejana pero tampoco demasiado, de que las fiestas de Pamplona no se celebren este año. Dispositivos policiales y sanitarios, tan necesarios en el desarrollo de la fiesta, están ahora y quién sabe si dentro de tres meses, centrados en otra gran batalla: proteger a la ciudadanía y garantizar la salud.

Sin lugar a dudas, una de las voces más autorizadas para hablar de los Sanfermines es Javier Solano, periodista de RTVE, que lleva 33 años retransmitiendo los encierros televisivos, para quien la opción de una suspensión no resulta descabellada dadas las circunstancias actuales. "Desde luego hay que ser prudentes y ver cómo evoluciona la crisis en estos casi cuatro meses que quedan, pero no se puede descartar esa opción, lo que sería un varapalo para esta ciudad en muchos aspectos y un hecho con muy pocos precedentes". Solo en dos años durante la Guerra Civil, 1937 y 1938, no se celebraron los Sanfermines y en 1978 se suspendieron al tercer día de las fiestas tras la muerte de German Rodríguez. "La decisión tendrá que ser muy meditada y se hará teniendo en cuenta el dictamen de las autoridades competentes. De eso no hay duda. También habrá que ver el escenario que tenemos en un par de meses. Si esto hubiera pasado en enero no tendría duda de que se celebraban, pero estamos a mediados de marzo y el plazo es estrecho".

Dejando a un lado las ganaderías que componen el cartel de la feria taurina, cuyos contratos se formalizaron a finales del año pasado, la mayoría de los contratos para la multitud de espectáculos sanfermineros, como los conciertos, pasacalles o fuegos artificiales, están todavía sin cerrar. En opinión de Solano, antes de la segunda semana el Ayuntamiento debería decidir, si es que las circunstancias se lo permiten, si hay fiestas y en qué condiciones pueden celebrarse dadas las peculiaridades que presenta Pamplona entre el 6 y el 14 de julio. "Con las aglomeraciones que se producen y los actos tan masivos que hay no sé si habría algún tipo de restricción en el caso de que se celebraran finalmente. Quedan demasiadas incógnitas por resolver, pero tal y como están las cosas no descarto en absoluto que acaben suspendiendo los Sanfermines".

Más optimista se mostró Francisco Javier Leoz, párroco de San Lorenzo, que pese a reconocer los interrogantes de la actual situación y el desconocimiento ante lo que está por venir, tiene confianza en que terminen por celebrarse. "Yo creo que sí. Tengo fe en que la situación se normalice en el tiempo que queda y que se puedan celebrar. Lo que tengo claro es que serán unos Sanfermines diferentes a los de otros años, con mucha menor gente, para los de casa como pasaba antes de la internacionalización y de la masificación de los Sanfermines".

Leoz da por hecho de que habrá algún tipo de restricciones pasada la crisis y que posiblemente no se podrían realizar todos los actos previstos, pero se mostraba optimista. "Además, para sacar en la procesión la figura del santo no hace falta mucha gente". El párroco comentó que San Fermín luce estos días un capote de color morado, como el que se le colocó en 1885 durante un brote de cólera en la ciudad. "Ya teníamos un manto morado antiguo, pero las hermanas Beatriz e Isabel Azcárate han elaborado el que ahora luce. En el siglo XIX fue por el cólera y ahora por un virus", remarca.

Alejandra Martínez, gerente de la DYA, vive estos días pendiente de que los equipos móviles estén preparados para atender las necesidades del 112 y del servicio de asistencia de alimentos que han puesto en marcha con el voluntariado de la entidad. "Si para mayo, como dicen, la situación ya está controlada se podrían celebrar con relativa normalidad. No me he planteado ningún otro escenario; de hecho me está costando asimilar que hayan suspendido las fallas y los actos de la Semana Santa", asegura.

Aunque se han desconvocado algunas reuniones previstas para la organización de las fiestas, como la Mesa de los Sanfermines, estarían preparados para afrontar el dispositivo asistencial del que forman parte desde hace años. "Después de tantos tiempo hemos conseguirnos dotarnos de un maquinaria que funciona a la perfección".

Para Mikel Ollo, guía turístico y al frente de la empresa Destino Navarra, va a traer las próximas fiestas a 1.200 turistas de 32 países del mundo entero. Y de momento, no ha recibido ninguna cancelación, a excepción de dos grupos de turistas chinos que ya en febrero anularon la visita a Sanfermines, por la pandemia de su país, y "por la dificultad de tener el visado". Por lo demás, según opinó, "yo creo que aún no tenemos que preocuparnos; en el caso de las Fallas la decisión se ha tomado con 15 días vista, por lo que, con 110 días por delante, las instituciones públicas aún tienen tiempo". No obstante, indica que "la incertidumbre es lo peor para el turismo". Ayer, Ollo recibió las primeras comunicaciones de turistas de Argentina y de Taiwan interesándose por la situación, pero incluso también "una pareja de Mallorca que, vista la suspensión de la Semana Santa, se han puesta de objetivo venir a Sanfermines". Porque, según Ollo, "el sector turístico seremos los últimos en recuperarnos, pero cuando se recupere la cosa, no vamos a parar de trabajar".

También optimista es Imanol Azkona, presidente de la Federación de Peñas de Pamplona. "No es algo que hayamos hablado las peñas, porque aún quedan muchos meses y tenemos mucho margen", señaló ayer a este periódico. "O no lo queremos ver", añade. Para las 16 peñas de la ciudad, uno de los motores de las fiestas de San Fermín, la preparación de las fiestas se hace durante todo el año. "Nuestra organización es muy fluida", dice y añade que no es hasta los últimos meses cuando se comienza con el avituallamiento de los locales y los turnos de barra, etc, porque la mayoría "ya tiene apalabrada la charanga con la que va a contar" y otros detalles, y no es hasta mayo o junio cuando encargan el diseño de sus pancartas. En este momento "que se suspendan los Sanfermines es tan probable como que caiga una bomba nuclear, porque es una hipótesis y nosotros tampoco la manejamos", dice, aunque es consciente de que "si ocurriese, para la ciudad tendría un impacto económico tremendo". Un estudio de afluencia de 2018 del Gobierno de Navarra reveló que Pamplona y su Comarca recibieron 521.396 visitantes entre el 6 y el 14 de julio, y el 33,45% (231.773) eran turistas extranjeros.

Para Nacho Calvo, de la Asociación de Empresarios de Hostelería (AEHN) ponerse en esa hipótesis sería dramático. "Ni me lo planteo. Yo estoy pensando en que para mayo se tranquilizarán las cosas", opina y añade que para la asociación ya ha sido "traumático" tener que suspender la Semana del Pincho, lo que "hemos hecho por responsabilidad". Desde la asociación, la situación ya está siendo lo suficientemente dura como para pensar a futuro. "Cuatro meses sin ingresos van a suponer un 30% menos de facturación, y si añadimos Sanfermines, se llegaría al 50%", afirmó. Una suspensión de las fiestas sería "para echarnos a llorar. Cerrarían la mitad y hablamos de hoteles y restaurantes", lamentó. Nacho Calvo aludió a su vez a un estudio realizado en 2006 por la Cámara de Comercio. Por encargo del Ayuntamiento de Pamplona, determinaba que entonces la ciudad ingresaba 74 millones de euros por Sanfermines. Hoy en día, 14 años después, se puede hablar del doble.

"Yo estoy pensando en que para mayo se tranquilizarán las cosas; ya es muy duro

Sector hostelero

"La decisión tendrá que ser muy meditada y teniendo en cuenta el dictamen de autoridades"

Periodista