ás vale que lo que sacamos es para autoconsumo porque con las horas que metemos no habría dinero suficiente para pagarnos", aseguraba Pablo Domingo, uno de los 54 hortelanos que cultivan una parcela municipal en Noáin. Cada uno de ellos paga 15 euros al mes al Ayuntamiento y tiene derecho a la toma de agua, a hacer uso del merendero y otros servicios comunes, y al reparto de abono, que este año era de fiemo de oveja.

Desde que el lunes se levantó la moratoria para trabajar en las huertas la actividad ha sido más que frenética. A tres turnos, como en las fábricas. A todas horas se veía gente trabajando. Los más madrugadores, los de más edad, a partir de las siete y media; a quitar las malas hierbas y mover la tierra. Algunos también empezaron a plantar. Fernando, uno de los más aplaudidos por su buena producción, tenía ganas de poner la planta y eso que al tener invernadero luce ahora tomates y pimientos crecidos. "La máquina se hunde todavía porque la tierra está aún un poco húmeda", señalaba. También Jesús Elizondo tenía ganas de poner las plantas de tomate que él mismo cultiva en su semillero. Las parcelas de cinco por diez metros se aprovechan al máximo. Gracias a una moto bomba el agua del río Elorz se conduce hasta una balsa y mediante conducciones se llenan los bidones situados a pie de parcela y conectados a las mangueras: Es la manera de regar. "Y como siga haciendo este calor vamos a tener que tirar de agua", destacaban.