"Ha ardido dos veces en menos de dos años, tienen que hacer algo. Hemos estado sin poder abrir las ventanas, sin ventilar la casa, y soportando polvo y humo", denuncia Anabel Flores, vecina de Barañáin. Vive frente al Pueblo Viejo, en los aledaños de la antigua harinera de Miluze que la semana pasada estuvo casi tres días ardiendo. "Más de 36 horas", concreta la vecina, que explica que el incendio empezó el miércoles por la noche y el jueves a mediodía seguía saliendo humo.

Flores se levanta pasadas las cinco y media de la mañana para ir a trabajar. "Olía el piso mal, y cuando bajé a la calle noté el olor a quemado. Volví a las once, seguía oliendo a quemado, mucho humo, no podía abrir las ventanas porque si no se metía todo el tufo€ Y venga a estornudar. Me acerqué con la perra, normalmente paseo con ella por allí porque hay un camino, pero estaba cortado. Estaban los municipales de Pamplona. Otras veces he pasado cerca de las naves y he visto a varias personas, eso está abandonado pero está viviendo gente", asegura. "¿Y no ha habido ningún herido? ¿Salieron todos corriendo? Son unos edificios peligrosos, en muy mal estado...", lamenta.

Recuerda que a finales de 2019 también se quemó, aunque lleva ya "muchos años abandonado. Incluso hay un cartel de Solvia que pone 'Se vende' porque iban a construir unas viviendas. La nave pertenecía antes a Pastelerías Iruña, no sé si los herederos no han seguido con ello o de quién es la propiedad, pero tienen que hacer algo", lamenta.

También el vecino Gabriel, que asegura que fue testigo "de la descarga de chatarra en una bajera okupada de la harinera, a la que le habían puesto un candado", valora que es necesario ponerle solución a una problemática que viene de lejos. "En otra ocasión escuhé gritos y lloros de una mujer y avisé a la policía municipal. Cuando pasaba por el camino que baja de Barañáin evitaba entrar en la harinera, me daba respeto", confiesa.

El incendio del pasado miércoles obligó a cortar la carretera de acceso a la harinera, entre Barañáin y Pamplona, y fueron varios vecinos los que denunciaron que el olor se sentía en zonas como la avenida Central y el Colegio Los Sauces, más alejadas del entorno en el que tuvo lugar el suceso. Los bomberos dieron el fuego por controlado el miércoles y dejaron que la combustión se extinguiera por sí sola ante el peligro de derrumbe, en unas naves que pertenecen al término municipal de Pamplona. La Policía investiga las posibles causas del incendio.

Desde EH Bildu en el Ayuntamiento de Barañáin criticaron que "es muy peligroso que durante todo un día el aire de la localidad esté mezclado con humo e incluso sustancias tóxicas" y denunciaron que este último incendio "ha sido el más peligroso, dada su dimensión y el humo originado". Se trata de una situación "muy peligrosa y evitable", valoraron, e instaron al Ayuntamiento de Barañain "a trasladar una solicitud al Ayuntamiento de Iruñea para dar una solución urgente y definitiva" a la harinera. "Si a día de hoy el espacio, sobre todo el molino, no cuenta con ningún valor histórico o artístico por su estado, debe ser derruido todo el edificio lo antes posible, dado su estado de abandono".

Plan urbanístico frustrado

Se trata de un paraje que no siempre estuvo olvidado. De hecho, en 2008 el Ayuntamiento de Barañáin incluso propuso la restauración museística de la antigua instalación y la recuperación del molino de Ilundáin, proyecto enmarcado en el Plan urbanístico Elizpea -a desarrollar entre los municipios de Pamplona y Barañáin-, que incluía la construcción de 244 viviendas en la ripa que baja de la ikastola Jaso hacia Landaben, la trasera del pueblo viejo de Barañáin, en tiempos en los que todavía no se habían edificado la Biblioteca General y el Conservatorio. Fue, entonces, el tercer intento que realizó el Consistorio comarcano en los últimos cinco años para urbanizar este espacio de casi 56.000 metros cuadrados.

“Deberían derribarla, eso no pinta nada ahí. En el confinamiento iban chavales jóvenes a esconderse, también críos pequeños con linternas que van a la aventura. Pero da cobijo a gente, hay trapicheos y movimiento de coches... Está escondida pero está muy cerca de la urbanización, igual vas con los críos y pueden encontrarse cualquier cosa”, lamenta el vecino Inaxio Bueza. “El otro día el humo llegó hasta casa, había más aquí arriba que abajo”, recuerda.