A Monika Aranda le empiezan a cuadrar datos. Y los ha querido mostrar con una instalación de acero y led que alumbra una realidad. “Cuadrando es la representación plástica resultante de analizar los premios culturales (artes plásticas, artes escénicas, música...) que ha dado el Estado a hombres y mujeres en lo que vamos de siglo”, explica la artista pamplonesa.

El blanco es para la mujer. El naranja para el hombre. Y en cinco figuras y 7 metros de longitud se aprecia con claridad la evolución: de la presencia femenina casi anecdótica al equilibrio de la última figura, en la que naranja y blanco se solapan y los cuadrados, como las cifras a las que hacen referencia, cuadran. Geometría en paridad.

“He elegido estos datos porque atañen a la Cultura y porque es muy relevante el ascenso continuado del número de mujeres premiadas hasta que en los últimos años se ha igualado por completo al de los hombres. Es un terreno donde la lucha ha dado sus frutos, es un mensaje positivo y esperanzador. Aunque es evidente que queda todavía mucho por hacer, los datos, en algunos ámbitos, ya están cuadrando. La Cultura es un agente transformador de la sociedad, y saber que en el reconocimiento de sus máximos exponentes hay paridad de género, da cierta tranquilidad”, dice Monika.

La instalación, subvencionada en la convocatoria de ayudas a la producción artística del Valle de Egüés, se colocó el pasado lunes en Sarriguren y allí permanecerá al menos esta semana, en torno a los actos del 8-M. La idea inicial era que viajara por distintos puntos de la ecociudad, pero la climatología ha decidido que lo mejor es buscar abrigo en los porches de la casa consistorial.

De la idea a la instalación

Como le gustan los gráficos y quería trasladarlos a un formato plástico, Monika comenzó a curiosear “con estadísticas sobre la mujer y a analizar cómo estaba en diferentes ámbitos; política, educación, economía... y de pronto me encontré con este dato, que me llamó la atención. Algo que en el siglo XXI parte de la nada y avanza a una paridad total. Ese era el mensaje que quería dar. Como método general de trabajo primero pienso en el concepto, en qué quiero transmitir, y luego ya en cómo. Y ese cómo fue pasando por procesos hasta llegar al cuadrado”.

Graduada en Ingeniería de la Edificación, diplomada en Arquitectura Técnica y tras dos másteres, Monika no tiene claro si el mundo de la construcción le abandonó a ella o fue al revés. El caso es que no le convencía su trabajo, y con la crisis del sector pensó: “Para pasar penurias, las paso en lo que me gusta”.

Tras unos años dedicada al arte por cuenta ajena, hace dos, con “el susto” de una pandemia que ya llamaba a la puerta, abrió su academia Escalera43estudio en Iturrama. Sus temores se disiparon pronto. “El confinamiento ha hecho a la gente mirar hacia dentro y disfrutar de otras cosas; el dibujo, la pintura y el arte en general”.

Las clases le aportan un fijo al mes y cierta tranquilidad, con margen para distintos encargos y enredar después en lo que le apasiona, comunicarse a través del arte más contemporáneo. “Sigo buscando nuevas formas de expresarme plásticamente, trabajo por proyectos, explorando distintos lenguajes artísticos. Las instalaciones, por ejemplo, me permiten usar cualquier material. Y como domino más los de construcción, al final acabo haciendo uso de ellos”.

En sus obras, como sucede con Cuadrando, destaca la reivindicación en femenino. “Hay ámbitos, como el artístico, que suponen un altavoz y creo que es una obligación utilizarlo contra una de las mayores injusticias de la Historia. La lucha feminista nos afecta a todas y a todos, y a mí, me importa especialmente”, reconoce.

La segunda pelea tiene que ver con su profesión en general y con el Arte Contemporáneo en particular. “El Arte es un medio de expresión. Quiero comunicar algo y encontrar a alguien al otro lado que recoja ese mensaje. Y cuanta más gente se identifique de alguna manera con la obra, mejor”. Sin embargo, Monika piensa que existe una brecha entre el Arte Contemporáneo y la sociedad, y que por lo que sea, no termina de llegar. “Creo que algo estaremos haciendo mal los agentes implicados”, reconoce. “Igual que el feminismo ha sido una de mis luchas desde que era niña, otra es tender puentes y acercar el arte contemporáneo a más porcentaje de la población”.

Por eso trata muchos temas sociales. “Hablo de las cosas que me importan buscando que llegue el mensaje. Luego gustará o no, pero necesito que se entienda, que sea un lenguaje comunicativo, no algo para unos pocos”.