Por desgracia, en algunas instalaciones no sólo han tenido que hacer frente a una pandemia, a una apertura con restricciones y a una subida de precios desorbitada. Porque en municipios como Huarte o Burlada el mayor hándicap ha sido, estos últimos meses, superar las consecuencias de unas inundaciones que han obligado a hacer varias reformas, y a afrontar, de nuevo, más gastos imprevistos. Han tenido que trabajar a destajo para llegar a tiempo y poder abrir al inicio de esta temporada de verano que, en este caso, sigue siendo un poco atípica.

Los accesos a las instalaciones de Burlda, ya reformados. Foto: Oskar Montero

Adriana Perú, gerente de las instalaciones de Burlada, asegura que fue “una catástrofe. Hemos estado sin techo y sin luz durante meses, el agua superó los tres metros. Han sido 6 meses sin dejar de trabajar para llegar a tiempo”, incide. Gracias a esas labores se han reformado la zona de accesos, vestuarios y la portería.

Un millón de euros

“La piscina olímpica la hemos tenido que llenar y volver a vaciar porque seguía saliendo barro… Fue desolador, nunca había pasado algo a estos niveles: las calderas, depuradoras, bombas, toda la maquinaria quedó inservible y los techos todos a la basura. Poco a poco vamos viendo la luz y lo cierto es que ahora tenemos unas instalaciones mejores, tenemos que mirar lo positivo”, valora Perú. Al mismo tiempo estaba programada la obra para ampliar el gimnasio, que terminará en dos o tres semanas, y asume que se han gastado casi un millón de euros en la inundación, y no han terminado: el bar y la zona del campo de béisbol que están por reformar se afrontarán en septiembre.

Explica que el verano pasado redujeron la cuota de entrada y recuperaron usuarios, y este año también. Actualmente cuentan con 6.820 personas abonadas. “Se llegaron a perder algo más de 500 personas abonadas (519 de enero de 2020 a enero de 2021), de las que ya se han recuperado más de 300. La campaña está teniendo muy buena acogida: solo en mayo ya tenemos 100 nuevos abonados”. Sólo mantienen, como medida que se queda tras la pandemia, la reserva de la piscina cubierta y el gimnasio “porque ha funcionado muy bien”.

Desde Huarte el técnico de Deportes, Ion Etxeberria, también asume que han sido unos meses difíciles. Con las inundaciones han permanecido cuatro meses cerrados aunque ya a principios de abril se abrieron las piscinas de invierno. “Se han recuperado las actividades de verano, hinchables y actividades deportivas que llevaban dos años sin organizarse. Este año mantenemos el aforo limitado (a 1.400 personas) pero creemos que no va a dejar a nadie fuera. Y eliminamos la cita previa”, explica. Cuentan con unos 3.500 socios, y aunque durante la pandemia se dieron de baja unas 200 personas, “ahora en campaña se están recuperando”.