Nacido en París y de 54 años, Antonio García Malumbres ingresó en Policía Foral en 1989. Estuvo 22 años en Tráfico y 6 en Policía Judicial. En la pasada legislatura fue director del Servicio de Desarrollo de Políticas de Seguridad del Gobierno de Navarra y, antes de su nombramiento como jefe de la comisaría de Elizondo, fue el responsable de Seguridad Interior del Cuerpo autonómico.

¿Con qué ánimo afronta su nueva responsabilidad?

Hace tiempo que me había planteado poder mandar la comisaría de Elizondo, por lo que mi ánimo es inmejorable. Me gusta la zona, me atrae el trabajo que la Policía Foral desarrolla en ella y creo que podré aportar mi grano de arena al bienestar y la seguridad de la comunidad de personas que viven en nuestra zona policial y a las que servimos. Para mi es un nuevo proyecto en mi carrera profesional y supone un reto ilusionante dado que siempre he estado trabajando en Pamplona, dirigiendo la unidad de Tráfico y también trabajando en Policía Judicial. Creo que ambas experiencias me van a servir para mi desempeño en la comisaría porque en Elizondo, y en casi todas las comisarías, las patrullas atienden infinidad de diferentes asuntos relacionados con el tráfico y con la investigación de delitos, además de sus labores propias de seguridad ciudadana.

¿Cómo han sido las primeras semanas al frente de la comisaría?

El comienzo ha sido intenso: quiero llegar a todo y no puedo, soy el novato de la comisaría. Poco a poco voy ubicándome en el nuevo puesto, presentándome a las personas con las que trabajo, tanto en la comisaría como fuera, y comenzando a revisar los procedimientos de trabajo para intentar darles mi toque personal en aquellos aspectos que supongan una mejora buscando la eficiencia de los recursos disponibles y tratando de prestar el mejor servicio policial posible.

¿Cómo se ha encontrado a la plantilla?

La plantilla de la comisaría de Elizondo es magnífica. Actualmente está conformada por 31 agentes y mandos y próximamente se incorporarán 12 nuevos agentes que supondrán un aumento de la capacidad de dar respuesta a las demandas ciudadanas de seguridad en el ámbito territorial de la comisaría. El equipo de mandos está compuesto por excelentes profesionales que dirigen grupos de agentes, que pese a que algunos no llevan mucho tiempo en la Policía Foral, compensan su juventud con sus ganas de trabajar, de hacer la cosas bien y prestar un servicio ágil y de calidad. Estoy muy satisfecho de su profesionalidad y su dedicación. Me hacen más fácil mi aterrizaje en la comisaría y creo que haremos un buen equipo.

Usted es de Corella. ¿Lo ve como un handicap o como una ventaja?

Navarra es una tierra de contrastes y soy un ribero trabajando en la comisaría de Baztan. Espero hacerlo bien. Estoy en el lugar donde quiero estar y poco a poco me gustaría integrarme en la sociedad a la que sirvo, dar lo mejor de mi experiencia policial y tratar de prestar el mejor servicio posible. Un servicio próximo y de calidad, que llegue a todo el mundo y que suponga que los ciudadanos vean a la Policía Foral como la policía de referencia en la zona. Un reto: ser capaz de aprender euskera, sé que es difícil, pero no imposible.

¿Qué desafíos de seguridad principales presenta la demarcación de Elizondo?

Los retos y desafíos en la demarcación de Elizondo son los retos y desafíos de que tiene la Policía Foral en toda Navarra, pero con las peculiaridades del territorio, fronterizo con Francia, Euskadi y atravesado por la N-121-A. Como organización pretendemos ser una policía próxima y vigilante de los fenómenos delincuenciales y de seguridad ciudadana que tengan más incidencia en nuestra demarcación. Debemos ser capaces de adelantarnos, adaptarnos y dar respuestas eficientes a los problemas del día a día de nuestros ciudadanos. Dar un trato atento, y cercano a la vez que ágil y eficaz. Esos son nuestros desafíos, cambiantes, y que suponen un reto diario en la actividad de la Comisaría de Elizondo. Por otra parte, tenemos mucho territorio, con pequeños núcleos de población y también mucha población dispersa en el medio rural. Intentamos llegar a todos.

¿En qué ámbitos del trabajo policial pretende incidir?

Prestaremos especial atención a la violencia de género y todo tipo de delitos violentos contra las personas, a la delincuencia contra el patrimonio, especialmente los robos con fuerza en viviendas o negocios, a la lucha contra el cultivo y venta de estupefacientes y también a la delincuencia vial. Tal como ya he comentado, los problemas que afectan los vecinos a los que atendemos, no son siempre son los mismos, cambian por zonas incluso por poblaciones concretas y debemos ser capaces de intentar dar respuestas a todos y cada uno de ellos.

La N-121-A es un problema siempre.

La N-121-A es una carretera en la que confluyen varios factores que la hacen especialmente problemática. Cualquiera de esas circunstancias, por si sola, ya aporta más riesgo a una vía y en el caso de la N-121- se dan varias a la vez. La intensidad media de tráfico es elevada, especialmente de vehículos pesados, se trata de una vía de doble sentido de circulación y las condiciones meteorológicas son adversas durante gran parte del año. Esta conjunción de factores hace que la circulación por la N-121-A esté sometida a más riesgos que, por desgracia, en ocasiones, se materializan en accidentes de tráfico. Por otra parte, está el factor humano que, en este contexto, es especialmente determinante y sobre el que la Policía Foral pretende incidir con su actividad de vigilancia para evitar conductas que incrementan el riesgo potencial de sufrir un accidente como son: la velocidad excesiva, el consumo de alcohol y drogas al volante y, muy especialmente, las distracciones en la conducción.