Durante unos días en Estella-Lizarra se está volviendo a aquellos años en los que uno aparcaba sin necesidad de mirar el reloj y durante el tiempo que sea sin que haya que pagar ni ser multado. Una gozada siempre y cuando encuentres sitio. Es un periodo transitorio que viene tras que se pusiera fin a la relación contractual del Ayuntamiento con la empresa que durante 20 años gestionó el tema de los aparcamiento en lo que se conoce como zona azul. Veinte años son suficientes como para que tengamos interiorizado que hay que pagar por dejar el coche o bien sacarlo del casco urbano buscando las zonas donde no hay que pagar por estacionar. Tras el cese de la actividad de la empresa y hasta que se instale la fórmula adecuada, la responsabilidad de ir rotando el coche es algo personal. Moverlo o no depende de cada cual. En lo que llevamos de experiencia se ha visto de todo. Gente que aparca y se desentiende del coche y otros que asumen su parte de responsabilidad y cambian el coche buscando que el tema funcione. Cuando uno viaja y aparca en otra ciudad intenta adaptarse al tipo de normas que existen: hacemos una especie de cursillo intensivo para saber si una zona es pagando o está libre. En Estella existe la oportunidad de demostrar que la educación también es aplicable a la conducción y ahora es el momento de hacerlo. Mientras llega la nueva ordenanza que aplique los normas de aparcamiento, tenemos la oportunidad de demostrar que tampoco es estrictamente necesario buscar ningún sistema basado en las multas para organizar de manera civilizada la gestión del espacio de nuestros coches. Conseguir, en fin, que aparcar en Estella-Lizarra sea una auténtica gozada.