“Este txupinazo está dedicado a todo el pueblo de Mezkiritiz, a la generación de los mayores que tanto nos enseñan cada día, a la infancia y juventud que sois el futuro y en quienes confiamos para seguir manteniendo vivo el pueblo, y a mi generación por su labor comunitaria durante estos últimos años de cuidados”. La médica Juana Celay abrió el pasado viernes la esperada vuelta de las fiestas de Mezkiritz con un chupinazo dedicado a los sanitarios de los centros de salud de Erro y Auritz-Burguete. Quien se ha implicado como nadie en el bienestar de los vecinos durante unos años difíciles de pandemia -con paciencia y cariño- agradeció en nombre de todo el equipo sanitario el homenaje del pueblo y excusó la ausencia de la enfermera Araceli Cerrada.

Más de 170 personas participaron en la cena de la juventud el viernes.

Judith Etxarri, de la sociedad Herriko Txoko, fue la encargada de introducir el arranque festivo en homenaje y “agradecimiento a todas las personas sanitarias, médicas y enfermeras que han cuidado especialmente de nuestros mayores y han sido el principal referente durante la pandemia en los pueblos”. Las fiestas de este año vienen pegando fuerte, para empezar porque no coinciden ni con las de Zubiri ni Orotz aunque las celebraciones en este rincón del Valle de Erro “siempre tienen gancho”. También porque el pueblo crece lo que se nota sobre todo en verano con la presencia de más txikis, admite Judith Etxarri mientras sostiene en sus brazos a su hija Ariane.

Adur Ulibarrena ganó el campeonato de txapelas.

Sin faltar ningún mezkiritarra y muchos visitantes arroparon con su presencia la celebración de dos de los momentos más esperados, la cena popular del viernes con 170 comensales -y sin poder dar asiento a todas las peticiones-, y la comida popular de ayer en el frontón. En el programa de este año han introducido algunas novedades como el bingo musical y los juegos infantiles con la fundación Dindaia que se suman a otras iniciativas como el lanzamiento de txapela o el baile de disfraces. Hoy habrá partidos de pelota en el frontón, finales de los campeonatos de mús y parchís, y chocolatada, y mañana queda el zikiro y la ronda copera. Después de dos años de ausencia, sonrisas y lágrimas se han mezclado en los rostros de todos los presentes.