Lo primero es lo primero, por eso las plazas son de toros, no de toreros. La novillada de José Ángel Santafé Martón estuvo muy bien presentada y desarrolló encastada movilidad y vibrante tranco. Da gusto ver a novillos tan armoniosos, limpios y agresivos de pitones, y con bravura. Los tres primeros, Celito, Cabezón y Buenorro fueron bravos. A los tres se les aplaudió en el arrastre. Y, además, a Celito también de salida por lo delanteras, lo astifinas y lo bello de sus defensas. Los novilleros, Mirian Cabas, de Los Barrios (Cádiz) y él, Pedro Aparicio, de Jaén, cortaron una oreja de cada uno de sus primeros erales. Los dos mostraron buen concepto y actitud, aunque en varias ocasiones fueron desarmados por la exigente correa y caudal de acometidas de los erales de Villafranca.

Con brevedad, porque no quedaba sitio en la reseña, habrá que indicar que aunque la lluvia apareció al comienzo y de modo tan intermitente como tímido durante la función, la plaza presentó un gran ambiente y, otra tarde más y van tres, con casi llenas todas las localidades. El festejo fue presidido por José Antonio Sádaba Esparza, asesorado por Alberto Asiáin Azcona y Juan Martín Muro García. Fue muy protestado, con razón, por no conceder la oreja del tercer novillo a la moza gaditana, Mirian Cabas. No cumplió el reglamento porque la petición fue ampliamente mayoritaria y extensa en el tiempo (el del caballo de arrastre parecía que llegaba a cámara lenta desde Calahorra). La verdad es que la simpática andaluza no se la merecía tras valorar su puesta en escena y un pescuecero espadazo. Mas el reglamento hay que cumplirlo por muy buen asesor artístico que el usía tuviera a su izquierda. Así en el tercero, y después del mal de espadas de Aparicio con el más complicado último, Finito, no pudo celebrarse ninguna salida a hombros por la puerta grande. La importancia de la novillada de Santafé Martón y la maneras y compromiso de los dos actuantes hubieran tenido que sumar más trofeos.

Mirian gustó por su naturalidad, aplomo y por cuajar por momentos muy de verdad y al natural a Buenorro. Muy enfrontilada hasta entrando a matar. Aparicio lo dio todo, a portagayola, banderillas, bien e la verónica en su primero; valiente, cogido tres veces. Meritorios esbozos de buen muletero.

Los novillos

Santafé Martón. Cuatro erales serios, parejos. Armoniosos. Astifinos. Muy bien presentados. De encastada movilidad los tres primeros. El mejor, el 3º. El 4º, mal lidiado, fue el más complicado.

Los novilleros

Mirian Cabas. (Blanco y plata). Oreja; y fuerte petición de oreja y dos vueltas al ruedo.

Pedro Aparicio. (Azul marino y oro). Oreja tras aviso; y silencio tras aviso.

Mario Vilau, de Barcelona, actuó de sobresaliente y participó con voluntad y clase en tres quites.