La plaza del Ayuntamiento de Beriáin reúne a todas las generaciones de vecinos, aunque todavía quedan 10 minutos para las 12.00. Los niños corretean alrededor de las cuadrillas para que los mayores les hagan caso. “¡Txispum!”, emula un joven que coge en brazos a un niño. Objetivo conseguido.

En cuanto Alfonso Torres sale al balcón, la gente se prepara, coloca sus pañuelos arriba y le regala el cariño que él siempre ha dado al pueblo: “se lo merece, se lo merece, tirar el cohete, tirar el cohete”, gritan.

“En un principio, no quería ser protagonista, pero ha sido mucho más bonito de lo que me había imaginado. Me alegro sobre todo de que he conseguido poner altavoz una vez más a mi gran causa, que es el pueblo saharaui, y, por supuesto, agradecer a la alcaldía todo lo que hacen con un presupuesto tan ajustado”, confiesa Alfonso.

De hecho, sus primeras palabras a falta de dos minutos han cumplido con lo que se proponía: “Agradezco mucho la oportunidad que me ha dado la alcaldía. Es todo un orgullo porque seguro que mis padres allá arriba van a tener una sonrisa por este momento que les va a dedicar su hijo. Por otro lado, estoy aquí de nuevo para recordar al Sáhara Occidental; recordad que nosotros estamos aquí de fiesta, pero ellos siguen allí en su desierto. ¡Que viva el pueblo saharaui!”. Finalmente, ha deseado a todos los beriaineses que disfruten de estos días porque “la vida es un regalo, así que ¡vivid las fiestas con alegría y respeto! ¡Viva San Martín!, ¡gora San Martín!”.

Con el cohete ya lanzado, es el turno de la txaranga Strapalucio, aunque el Ayuntamiento tiene una sorpresa más: caen caramelos desde los balcones al ritmo de la música y los niños, jóvenes y adultos recogen los dulces del suelo mientras saltan y bailan.

A las 12.20 horas la txaranga sale de la plaza. Comienza el pasacalles con las canciones más conocidas de este verano, que animan a que todos se unan, aunque también ayuda el vino del almuercico de antes: “hoy vamos con todo”, asegura Mikel Urbicain.

Suena la fiesta por todo Beriáin, con grandes expectativas, aunque con miedo de que la lluvia agüe el día del chupinazo: “mientras no llueva todo estará bien”, comenta Fernando Ordóñez.

‘A tope’ con las fiestas

Yuan Gorriz, ganadora del concurso de carteles de este año, espera “pasarlo genial con mi familia y amigos; que todo lo que caiga sea bueno”.

Haber logrado el primer premio ha sido “increíble porque las fiestas son para mí algo sagrado”. Con su cartel titulado A tope ha intentado “unificar todo lo que resume las fiestas: las comidas populares, el torico de fuego, los juegos vascos, la música...”, explica.

La sonrisa más grande

En la ventana izquierda del Ayuntamiento, la saharaui Embarca sujeta en brazos a su hija, muy atenta a las palabras de Alfonso Torres, la razón por la que dejó el Sáhara y vino a Navarra. Saluda con mucha alegría.

“Me enorgullece mucho que hayan seleccionado a Alfonso para tirar el cohete; sobre todo porque es una oportunidad para que el mensaje de concienciación sobre la causa saharaui llegue un poco más lejos. El pueblo ya nos conoce y ya han contado su experiencia aquí, pero Beriáin tiene que mostrar su solidaridad para contagiar a la gente”, reconoce.

Su hija juega con el resto de niñas del pueblo. “Ella no entiende, lo único que ve es la fiesta y es bonito que por ahora sea así. Dentro de unos años comprenderá lo que estamos viviendo y lo que está haciendo su padre, que es maravilloso. Nos está ayudando muchísimo a todos”.

Embarca se reencuentra con Alfonso y su hija. De entre todas las sonrisas, la suya es la más grande. Las fiestas de Beriáin comienzan, tal y como él ha dicho en el discurso, con mucha vida y con una parte de ellos en el Sáhara Occidental.