La fiesta joven que se celebra desde hace seis años en el parque Padre Baztan de Tudela vivió ayer una nueva edición marcada por la prohibición de entrar bebidas al recinto, lo que provocó que muchos jóvenes optasen por hacer botellón en el exterior y su entrada se demorase en demasía. Este evento, que suele ser siempre un éxito de participación en fiestas de Tudela y que atrae a personas de muchas localidades cercanas, también vio afectada su afluencia de público.
El hecho de obligar a consumir dentro de la fiesta seguro fue el motivo principal, a lo que también hay que sumar el horario. Varios jóvenes se quejaron de que “comenzaba muy pronto” y que “solo duraba hasta las 00.00 por quejas de los establecimientos hosteleros”. El calor, ayer se alcanzaron hasta 38º en Tudela, también puedo ayudar a la pérdida de potencia de un acto que parecía consolidado.
Fue cuando el sol daba por fin una tregua el momento donde los jóvenes empezaron a llenar el recinto. Con sus bailes demostraron que aquellos que decían que las fiestas se acababan una vez pasado el fin de semana estaban equivocados. Seguramente porque aquellas personas entre los 16 y los 20 años todavía no se encuadran en muchos de los actos que se organizan, la fiesta joven les brinda una gran oportunidad para el disfrute.
Actuaciones
La música fue la gran protagonista y, aunque no seré yo quién reste un ápice de reconocimiento a quiénes se encargaban de ponerla, es verdad que su labor no fue especialmente complicada al tratarse de miembros de una misma generación. Al igual que el año pasado, los encargados de poner a bailar a la multitud fueron los Dj’s Juan P., Alberto Rodrigo y Marcos Rodríguez, quienes calentaron aun más a los asistentes con el hit del verano llamado La Potra Salvaje o las canciones de Karol G, Omar Montes o Lola Índigo, entre otros artistas modernos. “Venimos desde hace dos años porque es el único acto pensado para nosotros”, indicó María, una de las asistentas.
Esta fiesta joven vino para sustituir hace seis años a la comida popular, que tenía lugar en la calle Herrerías y que murió de éxito, teniendo que mudarse ante la gran cantidad de jóvenes que albergaba en una localización muy céntrica. Con este nuevo planteamiento se había conseguido recuperar la gran acogida que tenía la extinta comida, un crecimiento que ayer vio mermado su crecimiento.