Lo primero que viene a la pluma para un fin de época de más de tres décadas es dar gracias a Pablo Hermoso de Mendoza por enriquecer mi vida con tu arte. Una nueva tauromaquia, un Arte de Hermoso, como lo fue de Cúchares, que dicta un valor sin miedos, admirando la grandeza de la vida e, incluso, respetando la belleza de la muerte.
Filosofía a un lado, extrañó mucho que los toros anunciados de Moura Caetano para tamaña función no comparecieran. Fueron sustituidos por uno de Rosa Rodrigues y tres de la propia casa ganadera de los Hermoso de Mendoza. Como lo fue en la despedida de Pablo de Pamplona por San Fermín se entiende que la cosa fuera a modo de la celebración de despedida. Bueno... La cosa salió a pedir de boca en cuanto a lo referido al toreo a caballo y sus habituales triunfos en la vieja Lizarra. Los caballeros de Noveleta y Zaraputz llenaron sus esportones triunfales con hasta ocho orejas y dos rabos repartidos con generosa equidad, aunque también con méritos mayúsculos contraídos en toda una vida, como la que seguro que continuará con Guillermo Hermoso de Mendoza.
En cuanto a la lidia a pie, el mexicano Octavio García, El Payo, se topó con dos bureles con buen trapío de Hermanas Azcona. El primero claudicó enseguida y el torero azteca no tuvo opciones y si precauciones. El que salió en cuarto lugar, Arrojado, tuvo bonitas hechuras y escaso fuelle, pero fue colaborador en la muleta. El Payo los aprovechó con una faena medida sin muchas emociones. Mató regulín y le dieron una oreja para que fuera partícipe con algún trofeo en los fastos estelleses. Debut discreto del mexicano en la Ciudad del Ega.
Pablo lidió los dos últimos toros de modo profesional en la plaza de su ciudad natal. Respondían a los nombres de Razonante y Costurero. El primero de ellos era del habitual por estos lares hierro luso de Rosa Rodríguez. No se dejó mucho, sin continuidad en su son para que Pablo lo pudiera templar a dos pistas y por hermosinas. No obstante, lo exprimió con maestría. Un rejón algo desprendido de efecto rápido fue el preludio de la lluvia de orejas. En este caso, dos. El premio se aumentó a los máximos trofeos en su último toro, que estaba marcado con su propio hierro. Era un cuatreño de discreta romana y que se mostró huidizo hasta soportar el rejón de castigo. Entonces, Pablo si pudo aprovechar su brava colaboración para dar forma a una faena completa y bien rematadas tras todos los encuentros. Clavó un rejón trasero que fue suficiente. Ya no se discutió que la última petición y concesión iban a ser de rabo. Guillermo, no más fino, pero ya más potente y espectacular que su padre, la montó en su lote ante dos toros de la divisa familiar. Cortó dos orejas del tercero, Aguilillo, y el rabo de Sabelotodo.
GANADERÍAS
Hermanas Azcona. Dos toros (1º y 4º). Manejable el 4º.
Rosa Rodrigues. Un toro (2º), colaborador.
Hermoso de Mendoza. 3 toros (3º, 5º y 6º). Distraídos. Manejables.
Los toreros
El Payo. Silencio y oreja.
Pablo Hermoso de Mendoza. Dos orejas; y dos orejas y rabo.
Guillermo Hermoso de Mendoza. Dos orejas; y dos orejas y rabo.
Las gradas
Presidencia. Muy generosa a cargo de Marta Ruiz de Alda. Incidencias. Llenazo. Agradable.