pamplona - La calle Tejería de Pamplona se tiñó ayer de fiesta, un año más, para celebrar que el barrio y esta arteria del Casco Viejo de Pamplona cuentan con un ambiente muy particular, y muy vivo. Los promotores de la celebración, los autodenominados Trece de Tejería, se encargan de mantener presente y alegre esta zona con diferentes actos, que ayer tuvieron su culmen con una jornada festiva en la que homenajearon, como viene siendo habitual desde 2011, a una familia y a un comerciante de la calle. Este año el reconocimiento recayó sobre el comercio de Pedro Larreta (Herboristería Cinara), y para la familia Medina, con Conchi Medina a la cabeza. Así, a las 11.30 horas se celebró la misa y a las 13.00 horas tuvo lugar el txupinazo, que corrió a cargo de los homenajeados. Prendieron la mecha de un programa repleto de actividades que contó con el reconocimiento vecinal y un aperitivo en la sociedad Iruñarri amenizado por el dúo Soniz Taldea, a las 13.15 horas, y comida autogestionada después en la propia calle “con el disfrute de los vecinos”. Ya por la tarde, hubo chocolatada y animación infantil a las 17.30 horas y actuación de Joselito Mariachi a las 19.00 horas. También Soniz Taldea amenizó al jornada, que contó con el sorteo de varios premios que tuvo lugar a las 21.30 horas. “Estamos muy contentos, venimos celebrando las fiestas desde hace años y queremos hacer partícipes a los vecinos, que nos juntemos todos, para darle más ambiente a la zona y al barrio. Hace falta relevo generacional para los Trece de Tejería, pero los que estamos tenemos muchas ganas de seguir celebrando”, decía ayer Pedro Larreta, contento con el homenaje.

Esta particular agrupación conformada como Los trece de Tejería, que cada año organiza estas fiestas, nace de la primera peña txiki de Iruña, fundada en 1955. Aunque quedan unos seis de los de entonces, animan a los vecinos a unirse a este grupo que tiene como objetivo revivir esta calle del Casco Viejo y, con ella, enriquecer el ambiente del barrio. En Sanfermines acudían a ver el encierro y después desayunaban en casa para reunirse todos a media mañana en el “biru”, la muralla encima del Jito Alai en el Labrit, como la conocen los vecinos del Casco Viejo. Después tocaba dar una vuelta por el barrio y un almuerzo en el que no podían faltar las gaseosas “de bolo”. A la salida se incorporaban a la Alegría de Iruña.