En las últimas semanas estamos conociendo a través de los medios de comunicación los primeros debates de la nueva legislatura en los que la movilidad va a tener un papel importante.

Entre todas las noticias, se ha mencionado la intención (¡Por fin!) del nuevo Ayuntamiento de pintar los carriles bici de un color rojo que los diferencie del resto de la vía, atendiendo una demanda que desde hace años ha venido reclamando el movimiento ciclista de nuestra ciudad con escaso éxito hasta ahora.

Los manuales de infraestructuras ciclistas señalan que el color rojo destaca perceptivamente por su impacto visual, alertándonos de los espacios reservados al ciclista. Esto hace que presten más atención no solo el ciclista y el peatón, sino también el conductor cuando se halle en proximidad a un carril bici. Además, está demostrado que cuando dicha vía lleva un fondo rojo como indicador claro de que es un espacio exclusivo para las bicicletas, provoca un efecto llamada, animando a muchos ciclistas a coger la bici, lo cual favorece el aumento del número de usuarios de la bicicleta.

En países como Holanda, con una larga tradición en el uso de la bicicleta y en la creación de infraestructuras ciclistas, la aplicación del color rojo forma parte de los estándares de calidad de dichas vías. Claro que esto admite variantes interpretativas: en Sevilla, la ciudad más ciclada del país, están pintadas con un fondo verde, en referencia a la bandera autonómica de Andalucía. Más cerca, en zonas de la Comarca de Pamplona como Mutilva, Sarriguren o Ripagaina también podemos verlas con color rojo distintivo.

Sin embargo, en Pamplona, la realidad es bien distinta, y a la vez bastante caótica, lo cual está originando muchos problemas. Muchísimos ciclistas no saben distinguir entre carril bici, acera bici, acera señalizada (existente sólo en Pamplona), ciclocalle, ciclocarril, calle residencial, calle de pavimento único, calle peatonal, calle 30, calle 20 y, mucho menos, la forma correcta de circular en cada una de ellas.

En la pirámide de la movilidad, habiéndole otorgado al ciclista el segundo puesto en el orden de importancia, ¿cómo se explica que no haya esa correspondencia en cuanto a estándares de calidad de las vías ciclistas? Nos remitimos a hechos concretos. El carril bici de Trinitarios que llega hasta la calle Navas de Tolosa, esquina con la calle Chinchilla, esta hecha en tres fases. En cada una de ellas se han aplicado dibujos, señales, trazados y texturas diferentes. Teniendo en cuenta que uno de los criterios de validación de los carriles bici es la “uniformidad”, queda en evidencia que las cosas se han hecho sin prestar atención al rigor técnico.

Ante esto toca hacer la pregunta de ¿se puede corregir o mejorar? Desde nuestro punto de vista la respuesta es sí, y de manera fácil. Para superficies acabadas donde se va a implantar un carril bici existe en el mercado un producto coloreado de rojo (y de otros colores), que se aplica al pavimento, llamado “lechada bituminosa pigmentable”. Además de dar color, permite la mejora de la textura o del sellado de pavimentos preexistentes, pudiéndose extender en una o varias capas de muy pequeño espesor, entre 1 y 3 mm., en función del grado de rugosidad deseado. También es de destacar su larga durabilidad. En cuanto al coste, el precio sería de unos 7 euros por metro cuadrado, dependiendo de los componentes y de las capas aplicadas, con una durabilidad de siete años. Pasado ese tiempo, la aplicación del tratamiento de mantenimiento se reduce a 4 euros por metro cuadrado cada siete años. ¿Merece la pena invertir en esa mejora, en beneficio de la movilidad ciclista? No tenemos la menor duda de que si los beneficiarios de la aplicación de dicho producto fueran los usuarios del transporte público e incluso los usuarios del coche (que ocupan el 3º y 4º lugar en el orden de importancia de la pirámide de la movilidad) se harían las correspondientes mejoras de inmediato.

Los expertos consideran que la calidad de las vías ciclistas, y no tanto su extensión, es claro indicador del grado de interés, de la voluntad y el compromiso que prestan los ayuntamientos en fomentar la movilidad ciclista.

Asociación Medios de Transporte Saludables (AMTS)