- La Plaza del Castillo y el paseo Sarasate no presentaron ayer la imagen propia de un 6 de julio: miles y miles de personas aguantando la respiración antes del inminente Chupinazo. Ayer, la Policía Municipal contabilizó 925 personas de las 3.675 permitidas. Aún así, las terrazas de la Plaza del Castillo se llenaron de cuadrillas que no quisieron perderse el tradicional almuerzo sanferminero. A las doce del mediodía, algunas personas lanzaron cohetes, que no dieron el pistoletazo de salida a nueve días de fiesta, pero la gente que estaba en las terrazas alzó sus pañuelos al grito de ¡Viva San Fermín! Gora San Fermín!

Pedro Campos y su cuadrilla almorzaron en La Tasca de Don José. "Muy bien, muy tranquilos, ya era hora de que se pudiera almorzar tan tranquilo", bromeó Pedro Campos. Otros años les pilla el toro y llegan justos al Chupinazo: "Siempre estamos 'venga, venga, que da la hora'", recordó Pedro. Años atrás, almorzaban en Jarauta, pero reconocieron que "nos hemos hecho mayores y pijos y ya no tenemos cuerpo para ir a esas calles".

Ayer, como no había prisa y no tenían ningún plan, se quedaron "tranquilos" de sobremesa. Para hoy sí que tienen plan: "Como no hay toros, tenemos previsto ir a la misa de San Fermín", aseguró Pedro, lo que provocó las carcajadas de toda la cuadrilla.

La familia Perales también almorzó en La Tasca de Don José. Después de almorzar, aseguró Edurne Perales que se darían una vuelta por el Casco Viejo para ver el ambiente: "Daremos un paseo hasta Caballo Blanco, si nos deja pasar la Policía. Eso sí, vamos a evitar sitios concurridos y aglomeraciones".

Hoy, esta vez en casa de Edurne en la calle Zapatería, volverán a almorzar con el objetivo de mantener viva una tradición: "La procesión pasa por debajo de su balcón y desde hace muchos años, después de que la coral de la Txantrea le cante una jota a San Fermín, se hace un almuerzo en casa de Edurne. Entonces hay tradiciones que no se pueden dejar ir", explicó Dionisio López.

En el Bar Baviera, Laura Urrutia y sus amigas se tomaron unas copas de champán. Subieron a la Plaza del Castillo porque San Fermín es un "sentimiento" y, aunque las fiestas están suspendidas, "por lo menos lo celebramos con los amigos". Iban vestidas con el tradicional atuendo sanferminero: "Se nos hace impensable no ir vestidas de blanco y rojo un 6 de julio", comentó Laura, que añadió que aunque hubiera tenido que ir a trabajar, "hubiera ido vestida también de San Fermín". Eso sí, dejaron bien claro que evitarían las posibles aglomeraciones: "Nos daremos un paseo y veremos el ambiente. Si hay mucha gente, nos volveremos".

Carmelo Butini y su cuadrilla estaban esperando, sentados en la terraza del Windsor, a su almuerzo. No tenían previsto dar una vuelta por el Casco Viejo para ver el ambiente y Carmelo explicó que preferían quedarse tranquilamente de sobremesa: "Nos quedaremos aquí sentados tomando unos cubatas. Tranquilos en la terraza porque tampoco merece la pena marear mucho la perdiz".

La mayoría de la cuadrilla de Carmelo se vistió de blanco y rojo: "Es 6 de julio. Desde que nací, el día del Chupinazo siempre me vestían de blanco y rojo. Y nunca he dejado de vestirme así. Este año no hay Sanfermines, pero el sentimiento es el sentimiento", comentó Carmelo.

Patxi Bretos y sus amigos tampoco tenían intención de moverse de la terraza del Napargune. "Lo más probable es que estemos aquí de sobremesa un buen rato". En el caso de moverse, Patxi avisó que lo harían a sitios poco concurridos: "Al final es ir con cuidado, ver que no haya masificaciones y evitar las aglomeraciones. Aún así, ya sea sentados o tomando un pote por ahí, va a ser un buen día", confesó.

Bastantes pamploneses y pamplonesas no almorzaron en el Casco Viejo, pero sí que subieron a la Plaza del Castillo y al paseo de Sarasate a ver qué se cocía por el centro de la ciudad.

Santiago Zarranz y Begoña Oreste esperaban sentados en un banco de la Plaza del Castillo a las doce del mediodía. "¿Algún Chupinazo tirará la gente no?", se preguntaba Begoña, que estuvo en lo cierto porque a las doce del mediodía fueron varios los cohetes que explotaron en el cielo de Pamplona.

Begoña aseguro que, a pesar de que estaban un poco tristes, habían hecho un esfuerzo y habían subido vestidos de blanco y rojo "en homenaje a las personas fallecidas, para que la covid-19 vea que no ha podido con todos nosotros y porque, afortunadamente, toda la familia estamos bien". La pareja tenía previsto un plan tranquilo: "Daremos una vuelta a ver qué ambiente hay, pero si hay mucho agobio nos iremos, somos personas mayores", dijo Santiago.

Los Sanfermines de Santiago y Begoña no se terminaron ayer y es que comentaron que tenían muchos quehaceres durante los siguientes días. El día 7 tienen comida familiar, el día 8 celebran que hace 72 años se casaron los padres de Begoña y el día 9 vienen unos amigos que tienen en Valencia. "Me lo voy a pasar como si fueran Sanfermines", señaló Begoña.

Juan Erro e Ignacio Fernández subieron en bici para así ver más sitios del Casco Viejo: "Estamos dando un paseíllo para ver qué ambiente hay por simple curiosidad y las bicicletas nos permiten movernos por toda Pamplona", explicó Juan Erro.

Ana Isabel Lasheras también subió a la Plaza del Castillo a ver qué había porque "me encantan los Sanfermines". Hay un segundo y más importante motivo, para subir y celebrar San Fermín: Ana Isabel acaba de superar un cáncer de mama. "Me acabo de curar y es la primera ocasión que tengo de celebrarlo", comentó emocionada.

El famoso paseo no estuvo tan concurrido. Eso sí, contó con alguna cuadrilla sanferminera como la de Emma Ernaiz, Noelia Ocaña, Natalia Les, Valeria Juango y Verónica Ferrero. Las cinco brindaron con botellas de champán a la hora del Chupinazo: "Hay que tener en cuenta la situación que estamos viviendo, pero siempre teniendo en nuestro corazón el espíritu de San Fermín", afirmó Natalia Les. "Igual los no Sanfermines son hasta mejor. Van a ser más personales e íntimos", indicó Verónica Ferrero.

La cuadrilla aseguró que los vivirán con prudencia, con distancia de seguridad y fuera de las aglomeraciones. "Tenemos comida con los colegas, pero en San Juan, en la periferia, no en lo viejo", explicaron. El resto de días seguirán con planes tranquilos.

"Vamos vestidas de blanco y rojo porque se

nos hace impensable no ir así un día seis en Pamplona"

Sanferminera

"Tomaremos unos cubatas tranquilos en la terraza. Estos días no hay que marear mucho la perdiz"

Sanferminero y librero