a plaza de Manuel Turrillas está en el barrio de Azpilagaña, tiene una forma trapezoidal delimitada por las calles de Buenaventura Íñiguez, de Joaquín Maya y de Pedro de Aranaz (todos ellos, como Turrillas, músicos) y del Río Alzania, que dan numeración a los edificios que se asoman a ella. Nació en los años ochenta cuando fue urbanizada y edificada la zona, antes constituida por campos de cereal. Se halla estratégicamente situada en el centro del barrio. La mayor parte de la plaza es verde, con praderas de hierba y árboles de modesto porte, tiene un espacio con juegos para niños, a ella da el edificio de la parroquia de San Raimundo de Fitero y muy cerca están el centro de salud y el colegio público. En el subsuelo hay un aparcamiento de residentes.

El nombre se lo concedió el Ayuntamiento de Pamplona el 6 de noviembre de 1997. El que esto escribe, entonces era concejal, algo tuvo que ver. Poco después del fallecimiento de Manuel Turrillas, el 20 de octubre de 1997, elevó por escrito la propuesta de dar su nombre a la plaza innominada existente en Azpilagaña junto a una zona con calles dedicadas a músicos navarros. El escrito coincidió con otro análogo de la banda municipal La Pamplonesa (por cierto, en 2019 otra plaza muy cercana, en la Milagrosa, ha recibido su nombre). El archivero municipal informó favorablemente y la concejal delegada de Planeamiento, Lidia Biurrun, firmó la correspondiente resolución. Pocos días después, en sesión de 17 de noviembre de 1997, el Pleno acordó por unanimidad conceder al maestro Turrillas a título póstumo la Medalla de Oro de la ciudad, aunque todavía en vida ya se había efectuado la propuesta y el interesado había tenido oportunidad de conocerla. La medalla fue entregada a la viuda en un acto de homenaje que se celebró en la plaza Consistorial la víspera del día de San Saturnino. Menos éxito ha tenido el que suscribe en proponer que la plaza fuera ornamentada con una estatua del maestro Turrillas, alguna gestión que realizó en ese sentido no obtuvo resultado.

Manuel Turrillas Ezcurra (1905-1997) nació en Barásoain en una familia de agricultores, era hijo de Elías Turrillas Equisoáin y de Dolores Ezcurra Induráin. Aprendió a solfear con su padre, músico aficionado, y con el organista de la iglesia, cantó en el coro parroquial y se inició como músico en la banda del pueblo. A los catorce años ya componía. Con veinte años se trasladó a Pamplona e ingresó como educando en La Pamplonesa. Estudió armonía y composición en la Escuela Municipal de Música de Pamplona y en 1943 obtuvo, por oposición, plaza de clarinetista en La Pamplonesa. A lo largo de su vida también tocó el violín, el acordeón o el saxofón integrando diversos grupos que recorrían los pueblos de Navarra. Durante medio siglo simultaneó su trabajo como intérprete y como compositor de música con otro en una cooperativa agraria que le permitía sostener a su familia. Se casó en 1940 con Luisa Roldán Aranaz, con la que tuvo seis hijos.

Compositor de más de seiscientas piezas para banda, es el principal autor de música popular de Navarra. El maestro Turrillas compuso el himno de Osasuna, pasodobles (Pamplona Feria del Toro ganó en 1962 el concurso convocado por la Casa de Misericordia), pasacalles, auroras, jotas, zortzikos. En 1932 escribió su primer himno para una peña, Aquí, La Veleta, fusionando la biribilketa de la Montaña y la jota de la Ribera, pauta que siguió al componer los himnos de casi todas las peñas sanfermineras (exceptuando solo Los del Bronce y Alegría de Iruña). Es el padre de la música sanferminera, incluido el "A San Fermín pedimos por ser nuestro Patrón..." que se canta antes del encierro, forma parte del himno de La Única, letra que, de acuerdo con Turrillas, añadió Joaquín Zabalza, arreglista de Los Iruña'ko, al grabarlo en disco por primera vez para ajustar su duración. Pero también se atrevió con otros géneros bailables: mambo, fox, bolero, cha-cha-chá, tango, vals, cumbia. Su amplia colección musical se conserva en un fondo documental del Archivo Real y General de Navarra.

Aún en vida, ya recibió numerosos reconocimientos por su contribución a la cultura popular de Navarra. El Ayuntamiento de Pamplona le impuso el Pañuelo de Honor en 1967. Barásoain le nombró Hijo Predilecto en 1983 y en 1998 levantó una estatua en su honor en la plaza que lleva su nombre. En 1992 recibió el Gallico de Oro de la Sociedad Napardi y La Pamplonesa le hizo Socio de Honor en 1994.