ace un año las calles de Pamplona estarían repletas de personas disfrutando de la fiesta. Sin embargo esta semana afronta unos Sanfermines atípicos tras su cancelación el pasado mes de abril. Fue un 6 de julio inusual, también para la cita con la danza en la capital navarra. No sólo hostelería, hospedaje y turismo se han visto afectados, los dantzaris de diferentes grupos de Pamplona se encuentran en una situación de desamparo. "Nadie nos ha dado alternativas ni facilidades para continuar con nuestro trabajo, no nos han tenido en ningún momento en cuenta", señala Nerea Eugui integrante del grupo Iruña Taldea.

Los colectivos de danzas de Iruñea aseguran sentirse desprotegidos ya que algunos de ellos ni tan siquiera pueden continuar con los ensayos. "Nosotros empezamos a ensayar hace 3 semanas y ahora en verano pararemos hasta no sabemos cuando", señala Aritz Ibáñez de Duguna. El panorama es, hoy por hoy, bastante negro. Con un verano por delante. "no tenemos donde ensayar, ni podemos ofrecer espectáculos y aún encima con nuestra actividad es muy complicado mantener la distancia", subraya Josune Egea de Oberena.

La ausencia de un espacio apto para realizar los ensayos les imposibilita a la mayoría de integrantes conformar el grupo al completo. El problema en el que coinciden todos es la complejidad del uso de un espacio abierto. "Lo mejor es ensayar al aire libre pero, como se puede confundir con un espectáculo, entonces no nos lo permiten", afirma Edurne Ibero de Ortzadar.

Detrás de su trabajo hay mucho más que folklore, hay un sentimiento, "algo especial". En este verano tan excepcional no hay Sanfermines y las actividades festivas en las diferentes ciudades se han cancelado. "Es como un vacío que tenemos", asegura Mikel Lasarte miembro del grupo Ortzadar. "Yo creo que vivimos más la emoción que sentimos nosotros que por la del público", añade Josune. Ibañez asegura que han cancelado actuaciones que tenían previstas en Baigorri, Bibao, Tudela, Oñate e incluso en Estados Unidos.

Asimismo, se sienten en este momento desmotivados, les falta el aliciente para continuar ensayando para organizar algún espectáculo. "Para muchos lo emocionante es bailar para la gente y esa motivación no la tenemos en este momento", asiente Aritz. Por este mismo motivo, los integrantes de estas formaciones admiten que muchos miembros de diferentes grupos han tomado la decisión de salir.

Además, la representación de los bailes también les supone una dificultad añadida motivada por las condiciones de seguridad de la covid: "A la hora de las actuaciones lo complicado es controlar el aforo y las medidas del público", señaló Mikel Petrirena de Ortzadar. No entiende que las instituciones públicas impongan unas normas para la cultura y no para el ocio: "No puedo bailar en la calle pero sí tomar algo en una terraza", remarca.

Pese a las dificultades, el grupo de Iruña Taldea no descarta impulsar diferentes actividades para reinventarse. "Hemos pensado arreglar trajes, hacer diferentes actividades", reconoce Nerea. En estos tiempos en los que estos dantzaris han visto su actividad interrumpida han visto la necesidad de realizar otro tipo de tareas. "Nosotros algún día hemos tenido que ensayar por videollamada", admite Aritz entre risas.

Los artistas esperan retomar pronto el movimiento. "Son esas mariposas que echas en falta antes de salir a bailar", apunta Edurne. "Se trata de un sentimiento, estar todos juntos y compartir estas emociones tan bonitas", subraya Josune. "Esperamos poder salir pronto otra vez a ofrecer actuaciones", añade Aritz.

Reivindican la necesidad de un espacio público para poder ensayar todos los grupos, ya que hay colectivos que ni siquiera pueden alquilar un local. "De esta manera sería más fácil estableciendo horarios, turnos y aforo", señala Edurne.