- Juan Miguel Martínez sufrió hace casi 2 años un accidente automovilístico en la calle Larraizko, una vía agrícola y ganadera, ubicada en el tramo de huertas entre Tajonar y Noáin.

El vecino de Pamplona conducía por este camino para ir a una finca que posee en estas huertas de Tajonar. Tras haber señalizado, cuando se dispuso a realizar la maniobra, un coche embistió contra él y su mujer, "nos dio un golpe del copetín que dejó el coche como un acordeón, podríamos haber muerto", subrayó Juan Miguel.

Juan Miguel contó que al construir la autovía Pamplona-Jaca anularon la entrada desde Noáin a las huertas, haciendo que esta calle sea el único acceso para llegar a estas fincas. Hace pocos años se construyó la urbanización Paraje Mirador en Noáin, "desde entonces esto ha hecho que aumente el tráfico además de las personas que salen a caminar por este camino agrícola y los muchos ciclistas que pasan por ahí constantemente", agregó Juan Miguel.

Dos años después, este vecino de 67 años, reclama al Ayuntamiento de Noáin y al Valle de Aranguren que debido al aumento de tránsito en la vía, adecúen esta al uso actual, ya que "es una carretera muy estrecha y peligrosa, yo mismo tuve un accidente, pero podría haberle pasado a cualquiera y puede seguir pasando porque los fines de semana tiene mucho movimiento, ya no es como hace 35 años", expresó el pamplonés.

En 1988 Juan Miguel y su mujer decidieron comprar una finca en esta zona para tener una vía de escape al salir del trabajo, y una vez se jubilasen, para poder tener un lugar donde entretenerse y disfrutar cultivando y plantando. "Yo siempre he tenido la ilusión de tener un pedazo de tierra y este, al ser un sitio que está tan cerca de Pamplona nos llamó la atención, así que decidimos comprarla para tener algo para cuando llegara la jubilación", explicó.

Siempre ha trabajado en la empresa Volkswagen, antiguamente se dedicaba a la gestión aduanera de la exportación de los vehículos. Una vez adquirieron el terreno empezaron a ir únicamente los fines de semana, después también por las tardes y finalmente conforme el matrimonio se fue haciendo mayor, Juan Miguel decidió dedicarse con mayor empeño a un pequeño huerto de consumo propio siguiendo los consejos de su suegro, "antes sí que cultivábamos, ahora lo que pasa es que estoy un poco gibadico y ya solo me dedico a las flores y poco más", contó Juan Miguel.

A las 7 de la mañana Juan Miguel ya está en pie preparado para desayunar y coger algo de energía para llegar a la finca y encargarse de los cuidados que requieren las flores que tiene en este momento, como rosales y geranios, entre otras.

El pamplonés se prepara para el riego a las 10 de la mañana. Estas huertas recogen el agua de la lluvia en unas balsas y la aprovechan para los riegos de todas las huertas y jardines de la zona, por esta razón, la rutina de Juan Miguel está muy marcada, siempre tiene riego a las 10. "Si quiero que algo sobreviva aquí tengo que venir a esta hora, porque con el calor que está haciendo este verano si no las riego se me marchitan", explicó el jardinero.

Hacia mediodía, a la hora de comer se retira a casa para descansar un poco y después volver al jardín, "me viene muy bien porque te relaja mucho y más ahora en los tiempos que estamos con el tema del coronavirus, porque estoy yo solo y no me tengo que preocupar por nadie", detalló entre risas.

En el confinamiento, cuando comenzó la desescalada, Juan Miguel aseguró que, "me vino de perlas tener un terreno particular, porque al principio fue al único sitio que dejaban ir, fue mi vía de escape al encierro".