Parece que, aunque quiera, el Ayuntamiento de Pamplona no podría reparar la presa de Santa Engracia. No porque cuente con un informe negativo del Gobierno foral ni porque el proyecto para su restauración no tenga el visto bueno de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) -que también-. Sobre todo porque, tal y como aseguran desde la entidad ecologista Ríos con vida, "no tiene su concesión y no es su propietario".La presa -que fue construida en el siglo XIII con piedra de sillería para servir al molino harinero municipal- está sin uso y se encuentra prácticamente abandonada, en estado de ruina, desde que el Arga le arañara una grieta hace ya dos años. Las últimas aguas de este pasado invierno tampoco han ayudado y el Ayuntamiento de Pamplona ya anunció, en repetidas ocasiones, que repararía el azud a pesar de disponer de un informe de Desarrollo Rural del Gobierno de Navarra que lo desaconseja. De hecho, ha publicado ya en el BON el proyecto para su restauración -costaría 133.500 euros- a pesar de que, por otra parte, el organismo que debería autorizarla (la CHE) todavía no se ha pronunciado. Desde asociaciones ecologistas como Ríos con vida han presentado sus pertinentes alegaciones (también hará lo propio Arga Bizirik), entre las que figura que su titularidad "está caducada".

De dos metros de altura, a finales del siglo XIX fue utilizada por Industrias del caucho de Pamplona para producir electricidad. "La empresa cambió de sitio y la cedió al Ayuntamiento de Pamplona, que fue titular de la presa desde 1947 hasta el año 2010. Parece ser que ya en las fases de revisión de las instalaciones por parte de la Confederación se descubrió que estaba sin uso, y se caducó la concesión, así que pasó a ser propiedad del Estado", explica Jorge Teniente, presidente de Ríos con vida. "Se han gastado dinero en un proyecto de reconstrucción, elaborado por una ingeniería, y ni siquiera tienen derecho a hacerlo porque la presa no es suya. No entendemos cómo se ha generado este debate durante tanto tiempo: si pudieran hacer algo ahí tendrían que conseguir la concesión de una nueva presa. Y pedir, además, usos recreativos, porque el anterior era para generar electricidad. Ya que la naturaleza nos ha hecho un favor y se la ha llevado esa parte central, lo que deberíamos hacer es derruirla porque puede provocar un accidente. Es peligrosa en el estado en el que se encuentra", valora.

El eterno debate

Hace años que el Club Náutico, situado en los aledaños de los Corralillos del gas, utilizaba la lámina de agua que generaba el azud para realizar sus actividades de remo, ahora paralizadas. Llevan años demandando su reparación. También algunos pescadores defienden su uso recreativo ya que encuentran en estas aguas estancadas algunas especies exóticas. Entre los vecinos, por otra parte, hay detractores de su recuperación ya que se trata de un espacio que genera malos olores y acumulación de suciedad en la zona. La plataforma change.org registró, hace un año, más de un millar de firmas contra su arreglo, iniciativa impulsada por Arga Bizirik.

Y es que desde las entidades ecologistas remarcan los beneficios medioambientales que supondría su desaparición. "Se están eliminando presas en todo el mundo, las políticas europeas para las que no tienen uso van en este sentido. Dejar una parte a modo de recuerdo histórico es otro asunto, pero desde luego reconstruirla sí que no", valora Daniel García, miembro de Arga Bizirik, que apuesta por analizar también otras presas -"hay unas siete en Pamplona"- para ver cuál es su uso o concesión y la función que tienen. "En Navarra algunas ya se han retirado, con subvenciones del Gobierno foral. No tiene sentido que otras se reconstruyan si no tienen uso. Sólo retienen el agua y eliminan la viveza del río, que tiene que ser dinámico", señala.

Lo mismo opina Teniente desde Ríos con vida: "Un río fluyente, en estado natural, es mucho mejor para la flora y la fauna, incluso a nivel estético, que una zona de aguas paradas en las que además el nivel de oxígeno disuelto siempre es menor. Las aguas estancadas generan olor, mosquitos, etc. También esas especies exóticas se desarrollan más y son peores para las autóctonas, porque las atacan y ocupan su hábitat. Además, que exista esa presa incrementa el peligro de inundación en zonas aledañas como la Rochapea, porque la crecida levanta la lámina de agua y hace que llegue más lejos", asume Teniente, aficionado a la pesca y doctor Ingeniero en Telecomunicaciones. La entidad que preside fue fundada por pescadores en el año 79, de ámbito nacional aunque con entidad jurídica propia en Navarra, donde son 17 socios y unos 200 colaboradores que abogan por la defensa del medio ambiente en general y de los ríos en particular.

Presentaron alegaciones al documento publicado en el BON el pasado 10 de agosto. "No sé por qué se empecinan en recuperar una presa que está hecha un asco. Han estado años mareando la perdiz y si realmente hubieran dicho que no son los propietarios, todo este debate se habría terminado ahí. Habría ido por otros derroteros, tendrían que pensar qué necesitan los remeros, ver cómo pueden solucionarlo o cuanto costaría construir una nueva presa. Pero ese empecinamiento en repararla no tiene ningún sentido". Asegura que "desde que no está la presa y el agua fluye, es otro río, ha cambiado muchísimo. Se ha estrechado, la vegetación ha ocupado zonas que antes estaban bajo el agua€ Ya no son aguas estancadas que huelen mal. Tenemos una joya como el Arga que lleva años hecha un asco. Y es recuperable: no hay ningún ecosistema que se recupere más rápidamente que un río".

Asume que "es normal que los remeros se enfaden, pero lo que debería hacer el Ayuntamiento es buscar otras alternativas para ellos. Aunque tengan que practicar deporte en otro lugar, hay otras presas en Pamplona. Nosotros tenemos que defender nuestra postura, y la defenderemos de la mejor manera posible. Si, además, nos encontramos con un error legal como éste, vamos a ir a por ello. Y creemos que va a ser la definitiva".

La presa. Del siglo XIII, sirvió al molino harinero municipal. A finales del siglo XIX generaba electricidad, y ya en 2010 caducó su concesión. Pertenece al Estado.

Los incidentes. En 2018 el río se llevó por delante la parte central de la presa, en estado de abandono.

Discrepancias. Agrupaciones ecologistas defienden que no se reconstruya por el riesgo ante las crecidas, por su estado y por motivos medioambientales, mientras que remeros y algunos pescadores reclaman su uso recreativo.

133.500

Es lo que costaría reparar la presa, según el presupuesto al que ha podido tener acceso este periódico, ya que el inicial, de 82.000 euros, fue rechazado por la Confederación Hidrográfica del Ebro por no incluir un paso para los peces.

"Han mareado la perdiz y no pueden hacer nada porque no son propietarios"

Presidente Ríos con vida

"Se están eliminando presas y no tiene sentido reconstruir una sin uso"

Miembro Arga Bizirik