l jueves 27 se inició el desastre. Estaba claro que un día tendrían que dar comienzo las temidas obras de construcción de una rotonda junto al Instituto Padre Moret-Irubide, en la Magdalena y de una calle-vial por el actual parque Irubide en la Txantrea, que destroza una buena parte del mismo. Sí que estaba anunciado, pero no por ello queremos dejar de manifestar una vez más nuestra más profunda indignación.

Nuestra más profunda indignación porque habrían podido realizarse otras alternativas que diesen solución de acceso ante la construcción de 550 viviendas proyectadas al Sur del barrio. Todo menos dañar seriamente un parque sumamente transitado, y querido, que goza de una rica vegetación. Desde los 80, han sido muchos los años de lucha vecinal para defender el parque, dadas la amenazas de un vial sobre el mismo. De hecho, los primeros árboles fueron plantados a iniciativa vecinal. A lo largo del tiempo, se realizaron mociones, manifestaciones, fiestas populares, encuestas, recogidas de firmas y movilizaciones varias. Siempre con gran participación popular.

A pesar de que se mejoró en parte el diseño del vial, reduciendo su anchura y también la de la rotonda, su afección sobre el parque seguía siendo importantísima.

Desde 2008, las distintas corporaciones municipales se han venido manteniendo mayoritariamente en su idea de realizar la rotonda y el vial que comunicará el barrio por el sur, atravesando el Parque en su zona norte, la que linda con el Instituto de Irubide. ¿Cómo se han mantenido tercamente en ese recorrido, aun a sabiendas de que iba a desvirtuar absolutamente las características de tranquilidad y espacio de uso peatonal por excelencia para ir al Casco Antiguo y al Ensanche de la ciudad? ¿Aun a sabiendas de que iba a reducir a la mitad el patio de recreo del Instituto Padre Moret-Irubide, con su más de seiscientos alumnos y alumnas como pusieron de manifiesto el alumnado y profesorado?

¿Cómo puede entenderse que irremediablemente haya que hacer una la rotonda y un enlace con las nuevas calles proyectadas y que para ello se vayan a destruir cerca de un centenar de árboles del actual Parque? Según nuestros cálculos, los árboles que están siendo talados, en total, van a sumar una veintena tanto del grupo de álamos, como del de chopos, cipreses y tulipíferos. También hemos contabilizado hasta 6 abedules en peligro. Y ya en menor proporción, algunos abetos, arces, hayas, cerezos y robles.

Nuestra más profunda indignación porque durante el proceso participativo abierto en 2016 por el anterior Ayuntamiento, y en el que, francamente, habíamos depositado nuestra confianza, planteamos por activa y por pasiva este tema y la propuesta de estudiar otros diseños que no supusiesen tanta afección del Parque, reordenando, por ejemplo, el tráfico de las calles adyacentes a las viviendas proyectadas. La preocupación fue ampliamente compartida por buena parte de la gente que asistió a las sesiones. Planteamos entonces la posible revisión del Plan General de Ordenación Urbana de la zona y el aplazamiento de las obras. ¿Cómo puede hablarse tan alegremente de participación ciudadana cuando no se arbitran los necesarios mecanismos para discutir en profundidad las posibles alternativas?

Nuestra más profunda indignación ante esa visión de priorizar el uso del coche en detrimento de las personas que van a pie o en bicicleta ¿Cómo puede darse por buena esta visión en pleno siglo XXI, totalmente disonante con otras dos tipos de obras que el Ayuntamiento ha promocionado y apoyado en el barrio como son el Corredor sostenible del Labrit o la creación de un Eje este-Oeste de circulación lenta de predominio peatonal, ciclista y vecinal, que sí que apoyamos y defendemos? ¿Dónde está la coherencia en materia medioambiental y de movilidad sostenible?

Nuestra más profunda indignación en fin por restar espacios verdes del barrio, por mucho que se nos diga que se va a hacer otro parque mayor. ¿Cómo puede justificarse el daño a un parque ya existente alegando que va a hacerse otro más grande al lado?

¿Cómo puede el Ayuntamiento entrar en contradicción con cuatro de los cinco objetivos estratégicos de Pamplona-Iruña 2030: 1- "Conseguir un modelo de movilidad más saludable, sostenible, inclusivo y accesible". 2- "Convertirse en una de las ciudades referentes en mitigación y adaptación al cambio climático a nivel europeo". 4- "Sacar el máximo potencial a la infraestructura verde de la ciudad en armonía con el entorno". 5- "Mejorar la eficiencia en el uso de los recursos naturales y reducir su contaminación"?

Es vergonzoso lo que está sucediendo.

Nos resulta absolutamente incomprensible la cerrazón, esta vez unánime, del actual Ayuntamiento ante esta agresión al medio ambiente en Txantrea, sin que haya habido ni una sola fuerza política ni un solo concejal o concejala que hayan tenido la decencia de alzar su voz en busca de alguna solución ante semejante destrozo, más allá de las buenas palabras y las múltiples promesas.

Y, sí, una tala anunciada. ¡Realmente la Txantrea no se merecía este trato!