- “El comercio ha notado mucho el cierre de la hostelería. Esa sinergia se nota aquí más que en otras zonas”, explica Carlos Albillo, gerente de la Asociación de comerciantes y hosteleros del Casco Viejo. Asegura que el cierre “va a pasar factura a ambos sectores. De momento estamos a la expectativa, lo importante es no hundirse”, afirma. En el Ensanche, por ejemplo, son 23 asociados hosteleros y, aunque su grueso es el comercio, reconoce Txus Alonso que los bares también “son una gran locomotora que atrae público”, por lo que es un problema que estén cerrados. “La gente de otras zonas e incluso de otros pueblos se viene al centro de Pamplona para hacer gestiones, comprar y consumir. Si ya no pueden tomar ese pintxo después de las tiendas o compran en internet o retrasan la compra y el comercio se resiente, todo es una cadena”, asume. Y explica que los hosteleros han invertido mucho dinero en hacer sus establecimientos seguros e incluso han tenido que hacer de “policías” para que los clientes cumplan la norma. Los que hacemos los establecimientos inseguros somos los clientes que no cumplimos las normas”.

Pide que se pueda abrir cuanto antes, “por economía, por empleo y por salud mental. Está la Navidad a la vuelta de la esquina y necesitamos que las ciudades sigan estando vivas, no con la tristeza que se percibe ahora mismo en las calles. Necesitamos que el público compre en el comercio local, porque nos beneficiamos todos”.

Por desgracia, valora, las últimas restricciones “van a producir cierres, tanto del comercio como de la hostelería”. En julio hubo 14 establecimientos en el Ensanche, todavía no sabemos los efectos de este segundo cierre. Pero continuamos así no creo que haya muy buenas noticias”.

En los barrios, relata, la compra es más diaria, más cotidiana, en comercios de alimentación o alguna mercería. Y en el centro se concentra más el de moda, la compra-capricho y ahora sobre todo servicios, de estética o peluquerías, que también se está manteniendo más viva”.

En los barrios el comercio está ahora más vivo, valora, “porque es el que está más cerca de casa, no implica coger el coche, mientras en el Ensanche son compras que promueven el movimiento de otras zonas hacia el centro. Y se suma la pereza de salir, el cierre de la hostelería si no te puedes tomar después algo, porque no tienes una opción de ocio que complementa esa tarde de compras”, explica.