Pamplona, 6 de julio. Por segundo año consecutivo las ganas de fiesta se deben quedar en el cajón. Aún así, el ritmo de vacunación se acelera, los inmunizados aumentan y las cuadrillas reservan su tradicional cita con el almuerzo del día 6. Hay hambre de San Fermín.

¿Y la hostelería? El Gobierno de Navarra ha dado esta semana un paso más en la desescalada y ha ampliado el horario de cierre de los interiores a las 12 de la noche y el aforo al 50%. Algunos hosteleros han comprado medidores de C02 para abrir dentro sin límite de ocupación y otros trabajan con la previsión de que se mantendrá ese 50% de ocupación y solo guardan mesa a los clientes más fieles mientras que dicen que no a muchas personas.

También existen establecimientos que van a sacar el máximo rendimiento a sus nuevas terrazas temporales e incluso bares que, como en 2020, se plantean cerrar.

El bar Bi Garoa, en la calle Errotazar de la Rochapea, presenta desde hace semanas el cartel de no hay billetes y acogerá a 130 comensales el día 6. “Estamos completos tanto en la terraza como en el interior. Nosotros tenemos medidor de CO2 y podemos abrir al 100%”, comenta Félix González, que regenta el establecimiento.

El cliente del almuerzo, informa, es “el de toda la vida”, el fijo que reserva año tras año. En su caso, de gran variedad: desde cuadrillas de adolescentes y jóvenes hasta personas de 70 años.

Según Félix, esta gran afluencia se debe a las ganas de socializar tras más de un año de restricciones. “Todos queremos juntarnos con nuestras cuadrillas y pasar un buen rato alrededor de una mesa. El día 6, jolgorio asegurado”, avanza.

No es un simple presentimiento, ya que el fin de semana del 12 y 13 de junio se deberían haber celebrado las fiestas del barrio y tuvo una carga de trabajo similar. “La gente quiere liberarse y están desbocados. Van a degüello”, subraya. En las últimas semanas, a pesar del horario limitado, “estamos facturando más que en años anteriores”, indica.

El sur de Pamplona tampoco faltará a la cita. En el restaurante Txiki Jai, en la calle Esquíroz, Iturrama, ya está todo reservado, aunque en su caso con un aforo al 50%, al no contar con un medidor de CO2. De normal, daban 60 almuerzos y “apretujabas a la gente en las mesas si al final venían de más”, confiesa Roberto Enciso, dueño del Txiki Jai.

Este año, sin embargo, servirán 40 en dos turnos de 20. “Vamos a ser muy estrictos y miraremos que se cumplan todas las medidas. No nos queremos arriesgar y sacaremos lo que sacaremos”, manifiesta. El menú, huevos con jamón, tomate y patatas fritas. “Para todos igual. Así no hay ninguna duda en cocina”, bromea Roberto.

Por otro lado, hay establecimientos hosteleros que van a sacar el máximo rendimiento a las terrazas temporales que el Ayuntamiento de Pamplona les ha autorizado. “Para el día 6 y 7 tenemos una cuadrilla de 17 personas y otra de 20 que van a venir a la carpa tanto a almorzar como a comer”, relata Tania Echeverría, encargada de la nueva terraza del Bar Ciaurriz, en la Plaza de la Cruz. Tampoco faltarán los comensales “fijos” que honrarán a San Fermín desde el interior. “Tenemos ambos llenos”, comenta.

Sin embargo, cree que las reuniones sociales se ceñirán a los dos primeros días. “Como el año pasado, luego la gente se irá de Pamplona. Igual el fin de semana curraremos, pero como estos últimos, que ya ha sido bastante”, admite.

casco viejo, con dudas El Casco Viejo de Iruña se desborda de gentío y alegría en San Fermín. Sin embargo, al igual que el año pasado, muchos bares no cogen reservas todavía -al no saber qué normativa estará vigente- e incluso algunos se plantean no abrir en esas fechas tan señaladas.

El restaurante-bar La Oreja, en la calle Jarauta, apuesta a que el día 6 el Gobierno de Navarra permita un 50% en el interior. “Podríamos coger reserva a más gente, pero no queremos pasar por el mal trago de decirles después que no tienen mesa”, explica uno de los socios.

Como consecuencia, y tristemente, niegan el almuerzo a muchos pamploneses. “Acaba de entrar un joven que quería reservar para 17. Nos estamos arriesgando, porque igual salta la liebre y el día 6 permiten el 75% y le podría haber dado de almorzar, pero queremos ser cautelosos”, subraya. En total, darán 40 almuerzos con callos, ajoarriero y huevos “con todo el berenjenal.”

Tras el año y medio tan duro que ha atravesado el sector, desde el Oreja comentan que estos no Sanfermines van a ser un alivio económico, aunque se conforman con los resultados del año pasado. “Trabajamos los almuerzos con los conocidos, un poquito de vermú y algunas cenas. Al final, con menos gentío, nos lo curramos nosotros, lo sacamos entre los de casa y tan contentos”, argumentan.

Sin embargo, ese optimismo no se expande a todos los hosteleros, que son más escépticos a la hora de hacer caja en esas fechas. “Va a ser más de lo mismo. Igual es mejor que en San Fermín nos tengan un poquito más parados, no a medias tintas, y cuando los pueda haber que se celebren de verdad”, afirma tajantemente José Mutilva, dueño del Gure Etxea, en la Plaza del Castillo.

Además, hasta que no se conozca la normativa para esas fechas, no están cogiendo reservas. “La gente llama, les cogemos los datos y les llamaremos cuando sepamos cómo vamos a actuar”, expone José.

Y hay hasta quien se plantea no abrir esos días. “El año pasado cerré el 6 y el 7 para olvidarme de todo este rollo y evitarme problemas. Y me lo estoy planteando también”, confiesa María Ángeles Elizalde, del bar Juanito, en Estafeta.

El motivo, de sobra conocido: “No sé cuánta gente puedo meter en el interior ni tampoco si voy a poder poner mesas en la calle. No estamos cogiendo reservas porque no sabes a qué atenerte”, lamenta.