l reloj de Kukuxumusu marcaba que quedaban menos de 24 horas para que Pamplona se volviera a vestir de blanco y rojo. 200 metros más abajo, en La Casa del Libro de la Estafeta, esa cifra ascendía a 366 días. Un nítido reflejo del ambiente que se respiró ayer por las calles del Casco Viejo: por un lado, ganas de fiesta tras dos años sin San Fermín, por otro, un gran compromiso social, más aún tras el reciente brote de Salou. Una víspera responsable.

Desde primera hora de la mañana, las furgonetas de reparto y las carretillas circularon por los bares y restaurantes del centro de la ciudad, pero sin el trajín característico del 5 de julio. La mayoría de hosteleros habían aumentado sus pedidos para estas fechas, aunque apuntaron que las reuniones sociales se ceñirían únicamente a hoy y mañana. “Para el día 6 y 7 tenemos almuerzos y comidas, pero como el año pasado, luego la gente se irá”.

En la misma línea, algunas cuadrillas de jóvenes salían del Mercado de Santo Domingo con relleno, txistorras o huevos para el almuerzo de hoy; pero tampoco se vieron carros desbordados de comida y bebida. La mayoría de comerciantes del mercado aseguraron que la gente no había hecho grandes pedidos sino una compra de la semana más.

turista cultural Una de las estampas características del día 5 es la de numerosos grupos de extranjeros -australianos y estadounidenses sobre todo- visitando el recorrido del encierro y poteando en los bares. “El turista sanferminero no ha venido. Tenemos turismo cultural y de naturaleza”, informó Jon Martínez Larunbe, de la Oficina de Turismo de Pamplona.

Sin embargo, añadió que en la últimas semanas habían notado “un incremento exponencial” en el número de visitantes. En concreto, explicó, predomina el turista nacional, peregrinos y “muchos franceses y holandeses jubilados”.

Como consecuencia, las tiendas de souvenirs y ropa sanferminera se han resentido. “Estamos vendiendo poco producto de blanco y rojo”, señaló Fermín Maestre, dueño de La Curva de la Estafeta. “No hay casi turista extranjero y estamos trabajando con la gente de casa. Gracias a las actuaciones de La Comparsa estamos vendiendo bastantes gigantes de goma”, incidió María Eugenia Echeverría, de Estafeta 47.

La única excepción fue Ortega, engalanada con pañuelos y fajas, que presentó colas durante todo el día. “Estamos vendiendo más pañuelos, fajas y pantalones blancos de lo que pensábamos”, comentaron.

“No ha venido el turista sanferminero, predominan los franceses jubilados”

Oficina de Turismo de Pamplona

“Últimamente hemos vendido bastantes gigantes de goma para niños”

Dueña de la tienda Estafeta 47