a calle Arrieta, como ya lo hizo en su día su vecina, la avenida de Roncesvalles, está despuntando, comercialmente hablando, y vive momentos de gloria, o por lo menos eso viene detectándose en las últimas semanas. Hace unos días, se puso en marcha el negocio Decathlon Urban, el nuevo modelo comercial de la franquicia deportiva, y, justo enfrente, en el antiguo local de Springfield, también en el chaflán, ya están avanzando las obras de lo que será Kave Home, una franquicia nacional de muebles, que se abre hueco en el centro de Pamplona, como alternativa al gigante sueco. Justo a la vuelta, en el 2B de la calle Amaya, el empresario de origen argentino Manu Spucches abrirá a mediados de noviembre su segunda cafetería Coffing.

Pero Arrieta funciona a dos velocidades. Mientras que junto a la plaza de toros se suceden las obras y llegan aperturas de negocios nuevos por estos pagos, en su parte comprendida entre Paulino Caballero y Bergamín, su cara es bien distinta. No se sabe por qué, pero parece un tramo maldito, (con todas las cautelas de la palabra). Cortefiel caballero fue uno de los cierres más sonados, en 2017 ya, dejando un establecimiento de 775 m2 que aún no ha encontrado relevo, pero antes vinieron Fosco (ocupado después por Callaghan), Banak Importa, la papelería Paymo en el número 25, donde luego se instalaría Nadesa... En este momento, hay media docena de bajeras vacías y con los carteles de se vende o se alquila, entre ellos también la farmacia que hacía esquina con Bergamín.

María Jesús Alonso, gerente de Ensanche Área Comercial, comparte la idea de que la calle Arrieta está remontando, y reconoce que la llegada de Decathlon puede ser un foco importante. "Todo lo que sean aperturas son bienvenidas, y si son locomotoras tipo Scalpers o Decathlon son atractores que mueven la zona y contribuyen a que se revalorice", considera. Alonso opina que la implantación de franquicias nacionales "es inevitable", y más aún, ayudan: "Son firmas que tienen un público fijo", y pueden funcionar de ganchos "para los comercios de alrededor", opina y añade que, además, solo "firmas de este tipo pueden ser la salida para locales grandes que no encuentran relevo". Así ocurre con Scalpers, la firma de moda nacional que ya se instaló en su día, precisamente, en Arrieta, y que va a dar su salto en los próximos meses al local de la avenida de Roncesvalles que, quizá por sus dimensiones, no encontraba un negocio: la bajera del nuevo edificio que sustituyó en su día al de Iberdrola. "Que se quiten los carteles de Se vende o Se alquila de los locales da muchas alegrías al sector", opina Alonso, porque tras un negocio cerrado "suele pasar que las fachadas se empiezan a ensuciar, se llenan de carteles y dan mala imagen de la calle", opina.

En este sentido, Alonso sí reconoce que en la segunda parte de Carlos III, más arriba de Merindades, hacen falta locomotoras comerciales. Lo que fuera Galle, Pablo Ochoa, Amichi, Truco o Alehop, por citar algunos ejemplos, siguen vacíos.

La gerente es optimista con el momento que vive el sector en el Ensanche. Lo demuestran las cifras de aperturas, casi medio centenar en algo más de un año, y eso a pesar de la dificilísima temporada de pandemia. "La sensación es positiva", opina y hace una llamada: "Ojalá el público se mantenga, porque necesitamos su impulso. Está visto que la gente, después de la pandemia, tenía ganas de salir a comprar a la calle y esperemos que se mantenga en los próximos meses hasta Navidad". Para las fiestas, la asociación prepara un interesante programa.