“Los clientes me decían que si abríamos otro establecimiento íbamos a triunfar”, comenta Salah Dahmani, dueño de la bocatería libanesa Sésamo, que se expande por Pamplona y este lunes ha abierto su segundo local en la céntrica calle Paulino Caballero, 47.

A finales de mayo, Salah, cocinero y propietario de Sésamo, levantó la persiana de la bocatería en la calle Marcelo Celayeta, 30. “Está funcionando muy bien. Hay vecinos de Paulino Caballero que me han dicho que hasta que abrí nunca habían bajado a la Rochapea a comer”, asegura.

El establecimiento de Paulino Caballero mantiene la esencia, la comida y bocadillos libaneses caseros: chawarme lahme (tiras de carne de ternera estilo libanés), chawarma dadjaj (tiras de pollo estilo libanés) chawarma mixto (mezcla de tiras de ternera y pollo), falafel (croquetas de garbanzos con hommus y salsa tarator) o hamburguesa haloumi (carne de ternera, tomate, berenjena asada y queso haloumi).

En este segundo local, la carta incluye nuevos platos como cuscús de siete verduras, dadjaj (brochetas de pollo a la parrilla), ghanam (brochetas de cordero a la parrilla), kefta (brochetas de carne picada a la parrilla) o royal (combinación de carnes a la parrilla).

También cocinan artesanalmente manakësh, mini pizzas artesanales: zaatar (masa fina con tomillo salvake, aceite de oliva y semillas de sésamo), kechek (masa fina con tomate, cebolla y melaza de granada) y djabne (masa fina con queso libanés y aceite de oliva).

Además, pizzas especiales con borde relleno de queso: lahme (de carne picada), haloumi (cuatro quesos), nabatiye (vegetariana) y sammac (frutos del mar).

Salah también prepara postres libaneses típicos: mhallabieh (flan con agua de azahar), baklava (hojaldres rellenos de almendras y miel), jabne (tarta de queso con melaza de granada), kenafa (pasta quedayef rellena de queso y frutos) y layali beirut (tarta del chef a base de leche de sémola de trigo y frutos secos).

El nuevo local tiene aforo para unos 40 comensales y cuenta con una decoración árabe en la que predominan las celosías, los azulejos de Marruecos y lámparas turcas.

Salah llegó a Navarra en 2008, primero se instaló Estella y desde 2012 reside en el barrio pamplonés de San Jorge. Tiempo más que suficiente para dominar también nuestra cocina. "He trabajado un montón de años aquí y sé perfectamente lo que gusta. Por ejemplo, menos especias. También los dulces típicos, pero con menos azúcar. Tengo experiencia y sé lo que ofrezco. Es comida fresca, hecha al momento", afirma.