En 1953 eran aún muchas las familias de Pamplona que carecían de los más elementales servicios higiénicos en sus domicilios. Para paliar, al menos en parte, dichas carencias, en algunos puntos de la ciudad existían unos establecimientos públicos, denominados casas de baños, a donde podían acudir. Estos de la imagen, situados en el tramo central de la calle Calderería, habían sido abiertos en el año 1925, lo cual había supuesto un alivio para muchos pamploneses, porque pocos años antes, en 1922, se habían cerrado los baños que habían existido en el paseo de Sarasate, junto al actual edificio de correos.

Según informa J.J. Arazuri, los baños de Calderería albergaban dos circuitos perfectamente separados, para hombres y mujeres. Cada uno de ellos contaba con cuatro cuartos de baño y dos de ducha, y los rigores del clima pamplonés se solucionaban con un moderno sistema de calefacción central. Así da gusto, oyes...

Hoy en día debemos reconocer que la zona ha cambiado bastante. Los baños de Calderería quedaron anticuados a causa de los nuevos hábitos sociales, y el edificio fue finalmente derribado en 1978. En su lugar se levantó un moderno edificio de ladrillo, que sigue fielmente cierta perniciosa costumbre, muy arraigada en las escuelas de arquitectura, que consiste en pensar que es bueno y conveniente alterar la estética de los cascos antiguos, caracterizados por la variedad en alturas, colores y volúmenes, para insertar bloques homogeneizadores que afean el entorno. Y eso que este no es, ni mucho menos, el peor de los casos que podemos encontrar en esta castigada ciudad... en fin.

En cuanto a la calle Calderería, diremos que el término obedece de manera evidente a la presencia de talleres de caldereros en ella. El título se remonta al menos hasta el siglo XIV, cuando está documentada la venta de varias casas en este lugar.

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