Elena M. le define como un “artista” que “plasmó nuestra idea a la perfección. Tenemos unas alianzas únicas y bonitas”. José I. opina que “cuando uno se dedica a lo que ama es capaz de hacer grandes obras y las que ha creado para mi gran día son, sin duda, colosales. Decir que estoy encantado es poco”. Maitane define su paso por el estudio del joyero como una “experiencia única” en la que “supo entender a la perfección lo que queríamos, y lo plasmó en nuestras alianzas. Además, nos dio la oportunidad de fundir nuestro propio oro con el que se iban a realizar”. Lorea Z llevó las alianzas de sus padres, “el trabajo fue impecable, muy cuidadoso, con cariño y rápido”. Y el resumen de Lorena y Miguel dice así: “Trato cercano, profesional y sincero. Un 10”.

Estas son algunas de las opiniones que explican por qué Xabier Pelegrín ha recibido el Wedding Awards 2022 en la categoría de Joyería. Es uno de los profesionales más recomendados por las parejas de Bodas.net, portal que aglutina a 49.000 empresas del sector en el Estado y en cuyos premios se ha colado a lo grande este pamplonés que apuesta por el minimalismo. “Para nosotros fue un subidón. Una recompensa a un trabajo que llevamos haciendo muchos años. Te da un chute de energía”, explica Xabier, siempre en plural porque le acompaña en el estudio su hermano Iker. “Estamos trabajando duro en el taller y vemos que la gente se va muy satisfecha. Pero nunca habíamos tenido un reconocimiento así. Nos confirma que vamos por buen camino”, añade especialmente contento de que el jurado lo conforme la propia clientela.

El premio prácticamente ha coincidido con la inauguración de su estudio de joyería en la calle Francisco Bergamín 2, una antigua oficina de seguros en una primera planta que ha transformado en un agradable taller. “Todo el mundo es bienvenido, lo hemos hecho con muchísima ilusión”. Ahí caben un pequeño show room y un espacio para charlar tranquilamente con el cliente, porque “lo primero es concretar la idea y buscar el diseño. Cuando ya sabes qué hay que hacer ofrecemos dos o tres presupuestos con materiales diferentes”. Y a través de un gran ventanal también se pueden ver las tripas de su oficio; cómo funde, estira, lima, lija, moldea, suelda, pule o engasta sus joyas. “Las máquinas han evolucionado, pero los procesos son los de siempre. Es un trabajo milenario, y hemos querido modernizarlo, darle un toque actual”.

Pese a su juventud, con 35 años Xabier acumula 18 de experiencia en una profesión que aprendió en casa. “Hemos tenido la suerte de que nuestro padre es joyero y nos ha abierto un camino, nos ha apoyado y nos ha enseñado. Mucha gente nos conoce por lo que hemos hecho, pero también porque sabe de dónde venimos”. Empezó en la joyería familiar, se enamoró del oficio y se matriculó en la escuela de EASO de San Sebastián. Volvió al taller de su padre y trabajó ocho años. Pero quería conocer horizontes nuevos, hizo las maletas y se marchó a Escocia. En Glasgow le abrió las puertas de su taller Kevan Scott, su segundo gran mentor. “Mi padre nos ha inculcado el valor de hacer bien las cosas, pero sobre todo de hacerlas con ilusión, con esa energía positiva de crear algo nuevo. Y en Escocia aprendí con un joyero muy exigente y perfeccionista. Son mis dos maestros y he unido la pasión y la belleza de la joyería con la creación de las joyas bien hechas”.

Colecciones y encargos

Cuando comenzó por su cuenta, el 90% del trabajo de Xabier eran las colecciones, con algún encargo puntual. “Empiezas con anillos de pedida y alianzas de gente que te conoce, amigos... pero el círculo se va ampliando, creo que gracias a nuestro buen trabajo, que hace que la gente hable bien de nosotros. Y cuando un cliente se va contento, para nosotros es todo un orgullo”. El boca a boca funciona hasta el punto de que lleva dos años sin tiempo para colecciones, aunque anuncia una nueva esta primavera. Ahora el 90% son encargos.

Caben tantas opciones como clientes. Desde las clásicas alianzas que no pasan de moda a parejas que quieren personalizar las suyas y que sean diferentes. “A veces no tienen muy claro qué quieren y ahí estamos nosotros para asesorar y dar ideas”. También transforman antiguas joyas en piezas modernas, una manera de “darle una nueva vida a una joya y de ahorrar dinero. Además mantiene su valor sentimental porque pasa de generación en generación. Eso nos sucede a menudo”. De un tiempo a esta parte trabajan muchísimo con el platino, un metal precioso de alta calidad con el que se han especializado, en lugar de emplear el oro blanco -que tiene un baño y se compone en un 75% de oro amarillo-. Y no es habitual ver trabajar en platino otras joyerías de la ciudad. “Eso nos permite diferenciarnos”, dice.

Las parejas confían en ellos. Y ellos están encantados: “De todo lo que los novios invierten en una boda, la alianza es lo que siempre perdura y se revaloriza con el tiempo”.