El pasado 13 de abril la comisión de Urbanismo del Ayuntamiento de Pamplona visitó la primera fase del Parque de la Magdalena y la noria aparecida durante la obras de demolición de algunas de la construcciones pertenecientes a la huerta del convento de las M.M. Josefinas. Dicho conjunto hidráulico compuesto por el pozo, la noria y el aljibe, aparecieron prácticamente intactos, a falta únicamente, del ingenio mecánico de la noria de madera. Un autentico regalo histórico oculto durante siglos para la mayoría de los pamploneses. Rápidamente pusimos este hallazgo en conocimiento de varios concejales y distintos medios informativos, prensa, radio y televisión.

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Como en tantas otras ocasiones los responsables del proyecto acusaron el hallazgo como un estorbo a desechar, llegando a proponer su desmantelamiento y, como gran concesión, dejar marcada en el pavimento las trazas del conjunto.

Tarde y mal, como tantas otras veces, intervino Príncipe de Viana paralizando cautelarmente las obras; desencadenándose un sonado choque institucional entre esta Institución y el Ayuntamiento. Todo esto ocurría ¡qué casualidad! en pleno mes de agosto cuando tanto el Ayuntamiento como prácticamente todas las Instituciones estaban paralizadas por vacaciones.

Este proceder, a mi juicio, no es casual. Ya lo hemos sufrido en demasiadas ocasiones como para no sospechar malas artes.

Tras algunas excavaciones arqueológicas en los alrededores del conjunto arqueológico ordenadas por Príncipe de Viana, se procedió a desmantelar prácticamente toda la edificación aérea del pozo de la noria, a pesar de que estaba en un estado de conservación más que aceptable, extremo perfectamente documentado con numerosas fotografías. Prácticamente no requería mas que un rejuntado de la piedra y algunas reparaciones puntuales.

Llegamos a ver y fotografiar hasta tres excavadoras desmontando el pozo, el pavimento adoquinado, el enlosado, las escaleras de acceso del animal de tiro de la noria y los muros hasta ras de tierra. ¡Una chapuza escandalosa!

Sorprendentemente, sin que se efectuaran todas las excavaciones ordenadas por Príncipe de Viana, y volviéndose a enterrar el precioso pavimento de un tramo de calzada aparecido en una de las catas, se abandonaron las excavaciones a pesar que dicha calzada continuaba en ambos sentidos; por cierto, con un adoquinado de un aparejo extraordinario y único en Pamplona. Todo ello, debiera haberse excavado en su totalidad y puesto en valor junto al conjunto hidráulico. Está claro que, como siempre, Príncipe de Viana no ha estado a la altura de sus responsabilidades para con el patrimonio.

A pesar de que las directrices de restauración debían realizarse sin variación de la cota original, ésta ha sido alterada al haberse levantado inexplicablemente el nivel del suelo, alrededor de un metro, hasta el punto de desaparecer varios de los escalones originales del acceso a la noria, y una largura considerable de esta escalinata. Alterándose así la forma del conjunto.

¿Alguien se imagina una estupidez de ese calibre, por ejemplo, en el monumento a los Fueros? Nos quedaría el monumento sin escaleras. Aquí, es lo que han hecho. Y todo ello a pesar de que la Ley de Aguas prohíbe toda alteración orográfica a menos de cien metros de las orillas del Arga. Por supuesto nuestra querida noria también debió estar protegida por esta norma, norma que también se saltado a la torera.

Por si esto fuera poco el aljibe que durante siglos recogía el agua extraída por la noria ha sido cegado con toneladas de gravillón, alterando así toda la forma, función, historia y lectura del conjunto. Es muy difícil hacerlo peor.

Volviendo a la visita de la comisión de Urbanismo, uno alucina oyendo como el concejal de urbanismo Sr. Juan José Echeverría calificaba este conjunto hidráulico como la “perla del parque”. ¡Pues más vale! ¿Qué habrían hecho sino llega a serlo?

Este proyecto tampoco respetó la petición vecinal de mantener la histórica tapia de la huerta del convento, que daba sentido al conjunto hidráulico de la noria. Nos dijeron que en el proyecto únicamente se iban a abrir algunos huecos para permeabilizar el paso de la tapia, pero inexplicablemente se derribó entera y solo se volvió a levantar un tramo de aproximadamente un tercio de su longitud. Como ya denunciamos en otra ocasión, toda esa piedra a desaparecido pese a nuestra denuncia. ¿Quién se la ha llevado? ¿Por qué? ¿Para qué? Algo así ya pasó con los adoquines del Casco Viejo y luego pudimos enterarnos que se habían vendido a un alto precio. Por cierto, para pavimentar la zona entre la noria y el Puente de la Magdalena se han tenido que comprar adoquines antiguos, que en algún otro pueblo o ciudad se han quitado, como años atrás en Pamplona. Extremo este que también hemos denunciado.

Es para echarse a llorar, nos quitan y venden los adoquines de nuestra ciudad y luego Pamplona tiene que comprar el fruto de algún otro expolio.

Consideramos que hasta el nombre propuesto para el parque es otro despropósito todos y cada uno de los metros cuadrados de ese parque son terrenos históricos del Barrio de la Magdalena y es por ello, que llamarle Parque de Txantrea Sur, o Parque del Camino de Santiago, nos parece del todo inapropiado, pues, una vez más, nos sentimos invisibilizado como barrio. Es por ello, que recientemente hemos metido por registro una petición firmada por casi todos los vecinos y vecinas del barrio, para que se llame Parque de la Magdalena. Personalmente, creo que es una deuda pendiente con nuestro olvidado barrio.