Los txikis del colegio Francisco Arbeloa de Azagra han concienciado a todos los vecinos de la localidad sobre la importancia que tiene preservar y mantener cuidado el entorno. Y es que, con motivo del Día del Medio Ambiente, todos los alumnos del centro, un total de 380 entre Educación Infantil y Educación Primaria, realizaron dibujos y eslóganes que después colocaron por las plazas y calles del municipio.

De acuerdo con la directora del centro educativo, Ana Arroyo, "antes hacíamos una especie de concurso para que, de forma voluntaria, los alumnos realizasen algún eslogan para concienciar sobre el medio ambiente. Con los trabajos hacíamos una exposición en la casa de cultura e incluso premiábamos los mejores. Ahora, y con el objetivo de que los vecinos no tengan que ir de propio a ver la muestra sino que se la encuentren por la calle, decidimos que todos trabajasen este aspecto en las aulas y después exponer todos los trabajos por el casco urbano".

Con la ayuda de la brigada, que se encargó de colocar las cuerdas, los alumnos, separados por cursos para mantener los grupos burbuja, expusieron sus lemas en el exterior de la casa consistorial, en el Salvador, en la Badina, en Juan Carlos I y en la esquina Manuel Valencia, entre otros puntos.

En las aulas, insiste Arroyo, se trabajó y concienció el respeto y cuidado del entorno tanto en el área de Plástica como en el de Ciencias Naturales, y al tratarse de asignaturas que se imparten en inglés, también hay eslóganes en esta lengua.

Año atípico

Esta ha sido la única actividad en la que los txikis han salido del centro, salvo en el caso de los alumnos de 4º que lo hicieron para descubrir y conocer más a fondo la flora y la fauna de la localidad de la mano de unos biólogos. "Ha sido un año complicado, la verdad, pero, aunque parecía muy lioso al principio, todos, alumnos y profesores, nos hemos sabido adaptar a las circunstancias. El uso de la mascarilla lo normalizaron enseguida y al final nos acostumbramos a la separación de espacios en el patio y los baños, y al hecho de entrar y salir por puertas diferentes y en horas separadas. Los niños de 3 años son los que peor lo han pasado porque, más allá de que era todo nuevo para ellos, el hecho de la mascarilla les impedía entender y ver los gestos".

Otros años, finaliza la directora del centro, se hacen excursiones, sobre todo al finalizar el curso, pero como ahora eso es inviable esperan ir a la Barca por grupos y cursos para disfrutar de un pequeño almuerzo.