14 personas desempleadas acaban de terminar en Lodosa un curso de soldadura que han impartido desde la fundación Elkarte, gracias a una subvención del SNE, y con el que pretenden fomentar la empleabilidad.

José Manuel Roldán ha sido el docente que ha estado con ellos desde el pasado 23 de abril, día en el que arrancó el curso, de 8.30 a 14.145 horas de lunes a viernes. Un día a la semana, explicaba, en la casa de cultura han recibido formación teórica y después, en el taller, en una bajera de un particular que han arrendado y que Elkarte se ha encargado de terminar de acondicionar, han hecho las sesiones prácticas; soldadura, corte térmico e interpretación de planos, entre otros.

Además, y aunque ya no van a ponerse el mono de trabajo, desde este miércoles y hasta el lunes, para terminar, recibirán 20 horas de Prevención de Riesgos Laborales, un curso, apuntaba Roldán, “interesante porque siempre es bueno tener ciertos conocimientos”, insistía.

En esta iniciativa, y a diferencia de las escuelas taller, los participantes no recibían un salario pero, al estar subvencionado, a los que se desplazaban de fuera de Lodosa (Olite, Marcilla y San Adrián, entre otros) les pagan la gasolina y, además, les dieron todo el material; buzos, botas, etc.

El Ayuntamiento, por su parte, explicaba el edil José Vicente Baigorri, ha dado apoyo logístico. “Intentaremos volver a traer formación de estas características dado el índice de paro. Es una forma de abrirles nuevas puertas y posibilidades laborales a personas que, a lo mejor, lo tienen más difícil. Es una forma de reengancharlos y solo queda agradecer la implicación de Elkarte. Ha sido un curso muy atractivo y estaremos pendientes de nuevas convocatorias”.

Ahora todos ellos realizarán las prácticas que tienen convenidas con las empresas de la zona. Lo lógico, de acuerdo con Roldán, es que las hagan seguido “para que no se les vaya la frescura que han adquirido. Está muy bien sacar los cursos de Pamplona porque después esta mano de obra que se ha formado aquí se queda en las empresas de la zona”.

Expectativas

Marco López, de 34 años y vecino de Lodosa, aseguraba que “ha sido un curso muy útil. Pensaba que se iba a hacer muy largo pero al final se nos ha hecho un poco corto; si te gusta y te entretiene, la verdad es que está muy bien. Es una forma de no estar en casa, de formarte y de poder buscar trabajo en otro sector”.

Del mismo parecer es Laura Mezquita, de Berriozar de 45 años, y la única fémina tras la marcha de otra compañera. “Siempre me había llamado la atención la soldadura y la verdad es que al principio parece que va a ser un mundo y se ha pasado enseguida, se queda incluso corto; estaría bien poder profundizar más”.

Como una más, reitera, hay que romper roles en profesiones tradicionalmente masculinas. “Es una puerta que abrimos y con las prácticas esperamos tener una oportunidad”.