Objetivo cumplido. Desagertuta ha rejuvenecido el perfil de los usuarios de la plataforma Primeran de EITB y ha sido todo un acontecimiento fuera de nuestras fronteras de la mano de Netflix.
La propuesta era tan original como trabajosa, rodar dos veces la misma serie, una en euskera y otra en castellano, para evitar el efecto Merlí/Polseres vermelles, que arrasaron dentro y fuera de Catalunya, pero se indigestaron con su doblaje en castellano.
Claro que hubiera sido un puntazo que Desagertuta se grabara solo en euskera y se escuchara así en todo el mundo pero, seamos realistas, hubiera sido del todo imposible su estreno simultáneo en una plataforma mundial como Netflix. Pedimos a los demás lo que nosotros no hacemos con El juego del calamar, que consumimos doblado para evitarnos los subtítulos, y de cuyo final también habrá que hablar un día de estos.
Pero de momento estamos con Desagertuta, que acaba de llegar a su octavo y último capítulo y sabemos ya qué pasó con Jon Agirre, el joven que nos ha tenido en vilo todo este tiempo.
Aprovecho aquí para felicitar al equipo de promoción que decidió, antes de estrenar la serie, empapelar nuestras calles con carteles denunciando la desaparición de un joven llamado Jon Agirre que, me consta, hubo quien confundió con un suceso real (un saludo, Carolina).
A partir de ahí, este thriller juvenil ha cumplido las expectativas, al igual que buena parte del grupo de actores protagonistas encabezados por Jon Lukas, Unai Arana o Ainhoa Azpitarte. Es cierto que en la cuadrilla ha habido un poco de todo, algunos personajes con perfil plano y alguna actuación mejorable, que te hacía salir de la trama, como esa sobreesforzada publicidad de Lidl, tan del estilo de la nueva Física o química, que convierte las escenas en una mera teletienda.
A destacar también, en el perfil adulto, el trabajo de Gorka Otxoa en un complicado papel dramático (el padre del desaparecido), la siempre eficaz Itziar Atienza o la cantante Leire Martínez (ex de La Oreja de Van Gogh).
La serie ha dedicado un capítulo a cada miembro de la cuadrilla de Jon, lo que nos ha permitido conocer un retrato poliédrico del desaparecido, pero también su relación más íntima y personal con cada amigo de la cuadrilla, mientras asistíamos a los avances de la investigación. Si acaso se ha notado un poquito el intento del algoritmo para hacerla más exportable, ¿pero acaso no es la audiencia global lo que hoy mide el éxito?
Sobre las críticas de que la serie resulta demasiado lenta, no estoy en absoluto de acuerdo. Desagertuta tiene un buen ritmo, como tiene una buena trama y tiene una buena fotografía. Pero también tiene un buen final cerrado, que hace muy difícil una (merecida) segunda temporada para seguir explotando el éxito alcanzado, aunque cosas más raras se han visto.