"Si hay alguien capaz de conseguir las estrellas o la luna, de mostrarnos un mundo de color, de traernos a Chaplin en persona, al Dúo Dinámico o a Adán y Eva; de hacer carreras con cosas imposibles, de inundar el pueblo de tiragomas, de recrear los años 20, de hacer una orquesta de plástico y que suene, de invitar a los Picapiedra y a los Mármol a vivir las fiestas de San Adrián y, sobre todo, de poner el pie en el escenario y cautivar a todos los espectadores, ese eres tu Jesús, un actor, presentador, productor y guionista; un animador ingenioso, picante, con gracia e ironía". Así definía Tere Losa, directora de los talleres de teatro de San Adrián, a Jesús Martínez Ros Patri durante el homenaje que le rindieron recientemente por sus más de 60 años sobre los escenarios y por su ayuda y colaboración desinteresada en todo aquello en lo que fuera necesario.

Del reconocimiento, cuenta el protagonista que en julio cumplirá 83 años y que todo el mundo conoce como Patri porque su difunto padre se llamaba Patricio, "no me dijeron nada, pero me enteré sin querer". Y es que, explica, "iba por la calle de paseo y en uno de los carteles que anunciaba la función de los miembros del taller de teatro leí mi nombre; me quedó alucinado y no dije nada. Después me di cuenta de que todo el mundo lo sabía", ríe.

"Es algo que no esperaba y la verdad es que no lo creo necesario porque no es algo que haya buscado pero, una vez hecho, lo agradezco, y mucho". Allí estuvieron sus familiares en primera fila y, de acuerdo con Losa, la persona con la que más veces se ha subido Jesús a un escenario, "era un reconocimiento más que necesario. Siempre ha sido el protagonista absoluto; subía al escenario y la gente, sin falta de que hablase, ya se reía".

Toda una vida

Su afición, apunta Patri, le viene desde que era muy pequeño y es que, "estudiando con las Operarias Parroquiales, todos los domingos, en el economato que nos dejaba Conservas Muerza, decíamos en público lo que llamábamos 'el tema', que normalmente estaba relacionado con el Evangelio. Esto ya era una especie de forma de hacer teatro y de quitar la vergüenza".

De hecho, tal es el recuerdo que guarda de aquellos tiempos que, con 7 u 8 años tuvieron que hacer el tema de 'Los meses del año', "y yo, que era, con mucho, el más pequeño de altura, me tocó febrero y recuerdo perfectamente lo que decía: Por qué este es el más pequeño, ustedes preguntarán. Es que me llamo febrero y menos que los demás son los días que tengo, no he podido crecer más".

Después, en el hogar del jubilado, en la parte de arriba, "cuando éramos mozos, quedaba una planta vacía y allí nos reuníamos para hacer obras de teatro. Cobrábamos una entrada simbólica y con lo que íbamos sacando compramos el cortinaje, el telón y pusimos el suelo en cuesta para que todos pudieran ver mejor".

Tere, que considera a Jesús como "uno de mis maestros", ha sido, tal y como expuso el día del homenaje con tono jocoso, "con el permiso de Sagrario, tu mujer en sainetes, obras de teatro y actuaciones benéficas". Y es que, siempre que había teatros, festivales, y actuaciones Jesús estaba sobre el escenario. Eso sí, "siempre con comedias, obras para hacer reír que bastantes dramas hay ya en la vida", comenta el adrianés al tiempo que muestra la colección de más de 80 motocicletas y vehículo clásicos que tiene en su bajera, los mismos que conserva en miniatura, y las más de 150 bujías diferentes que guarda con ilusión.

Como pez en el agua

"No he tenido nunca vergüenza y he tratado de no faltar ni ofender a nadie. Es algo que me ha gustado mucho. El sueldo que siempre he tenido ha sido el aplauso de la gente, no hay dinero que pague eso, todo lo he hecho por ocio y diversión", cuenta al tiempo que insiste en que "es que a mí me dan un micrófono y es el mayor juguete que puedo tener entre las manos".

Tere concluyó su breve discurso animando a Jesús a pasarse por el taller de teatro porque "es tu casa y sería algo muy bonito y entrañable" y él, muy animado, le recoge el guante: "Volveré. En el momento en el que Tere me llame, allí estaré. No me importaría volver a subirme a un escenario, aunque son muchos años los que tengo ya. No me daría pudor porque es a lo que estoy acostumbrado, a mí eso me da vida. Estás arriba, coges el micrófono, y eres te crees el amo de la barraca".