la artista argentina Patricia Paats ha vivido muy de cerca el Caso Altsasu, “una gran injusticia que ha movido una gran ola de solidaridad”, apunta. Precisamente, ha querido quedarse con esto último para representarlo, el final de una gran manifestación en la plaza con cientos y cientos de personas arropando a las familias que estaban en el kiosko. El cuadro se puede ver en el bar Arkangoa.

“Alsasua es otro mundo, pero para bien”, apunta. “A la vida le agradezco muchas cosas, una de ellas es venir a este pueblo. Me cambió la vida”, asegura. Esta argentina que vive en Madrid llegó por primera vez a la villa hace siete años para participar en la Arte azoka que se organiza en Altsasu en ferias, invitada por el artista Carlos Rivera. Así, estaba en Altsasu aquellas ferias de 2016, cuando sucedió aquella trifulca con la que empezó todo. “Al principio parecía una tontería, una pelea de bar, pero después vimos un gran montaje mediático y qué decir de la condena”, señala esta artista.

Así, “esta injusticia y la unidad del pueblo de Altsasu como respuesta” movió a Paats a pintar el cuadro, que lo ha llamado “Pueblo de Alsasua”. Para ello, escogió una fotografía publicada en este periódico tomada desde Gure Etxea, con la plaza llena de personas después de una manifestación. “Esta fotografía me movió algo. Era la imagen de la unidad y la solidaridad”, apunta. “Para mí fue muy significativo verlo y vivirlo desde la plaza. Se ve la denuncia y la solidaridad, sin entrar en discusiones. En Altsasu he conocido mucha gente de buen corazón y por ello quería mostrar esta unidad”, incide.

Con un estilo entre abstracto e impresionista, ha utilizado blancos, grises y ocres. La realización del cuadro fue un reto que le llevó varios meses, más de lo que le suele costar habitualmente. “Me costó plasmar lo que tenía en la cabeza”. Y es que era la primera vez que pintaba sobre algo tan concreto. “Como viví aquella manifestación y conocí a los padres y madres, me pedía el cuerpo que tenía que hacer algo”, apunta. “Es un trabajo que hice para el pueblo de Altsasu y tiene que quedarse aquí. Es una obra que va más allá de lo pictórico”, asegura, al tiempo que señala que ha supuesto un antes y un después en su obra. “Me ha llevado a tomar el camino de la abstracción después de pasar por diferentes etapas pero siempre lejos del realismo”, observa.