LEITZA. Una placa recuerda desde ayer a Jabier Eskubi en el txoko de los txistularis de Leitza, el mismo lugar en el que durante década alegraba con su txistu todas las tardes de domingo. No importaba que lloviera, nevara e incluso que no hubiera nadie, Eskubi no faltaba a su cita, ni tampoco a otras celebraciones como carnavales, fiestas o San Juan, como recordó el alcalde de Leitza, Mikel Zabaleta. "Ha sido una persona muy icónica y representativa en mucho ámbitos pero hoy se homenajea su figura como txistulari", destacó el primer edil. Asimismo, al hilo de la reciente muerte de Iñigo Muguruza, recordó la canción Gora herria! de Negu gorriak que dice: kantatzen duen herri bat ez da inoiz hilko. "Mientras se sigan oyendo los sonidos del txistu en las calles de Leitza la memoria de Eskubi no morirá", incidió.

Lo cierto es que la tradición txistulari de Leitza sigue viva, tal y como se pudo ver ayer, con una docena de txistularis de todas las edades que ayer quisieron homenajear a su compañero, fallecido el pasado 28 de febrero con 73 años. "Queríamos haberlo hecho en vida pero no pudo ser", lamentó Maite Perurena, encargada de presentar el sencillo y emotivo homenaje hecho a su medida, con una diana con el recorrido de siempre y dos paradas especiales, una en Malesakenea, la casa de Eskubi, y otra en Barrenea. Después, en el karrape, el porche del ayuntamiento, fue el homenaje, que comenzó con el descubrimiento de la placa, junto a la de otros grandes como Ángel Alduntzin, Fermín Azpiroz y a los atabaleros de Tolatxene. Después no faltó un Agurra y dantzaris, con piezas de la Ezpatadantza, una danza que es palabras mayores en Leitza y que tantas veces acompañó el día de San Tiburtzio. Tampoco faltaron versos, con Miel Mari Elosegi Luze, quien cantó que Eskubi hizo de puente entre Alduntzin y las nuevas generaciones. También recordó su humor y que era una persona siempre dispuesta ayudar. "Está en los corazones de los y las leitzarras", apuntó. Después sonaron los txistus, el zortziko del día del Corpus y Otzoal minue. Leire Retegi Txori-hegada para finalizar todos los txistularis con Zortziko de San Juan. Asimismo, los sonidos del txistu acompañaron en un animado hamabietako. La mañana finalizó con una kalejira y una comida de los txistularis con la familia.

"Ha sido precioso, hecho con mucho cariño. Estoy muy agradecida", confesó la viuda de Eskubi, Soco Encaje, que estuvo acompañada de sus dos hijas así como su nieta y nieto. "Estoy convencida de que nos está viendo y se siente orgulloso, agradecido y muy feliz", apuntó. También recordó que Eskubi se sentía muy leitzarra, a pesar de vivir en Pamplona, donde este médico fue concejal de Aralar. "Era el pueblo de su madre, donde se crió y volvía los fines de semana y vacaciones. Desde que se jubiló aún más", recordó.