El conocido como Tributo de las Tres Vacas es el que desde tiempo muy antiguo, al menos desde 1375, el Valle de Baretous (Baretetze, Bearn) paga al Valle de Roncal una vez y el mismo día de cada año. En el paraje de Ernaz y el mugarri (piedra de término) número 262, según el Tratado de Límites de 1856, se lleva a cabo el juramento por los delegados de ambos valles y según vieja y conocida fórmula.

Mañana, 13 de julio, también se repetirá el viejo ritual que los naturales conocen y han oído contar a sus antepasados, se reunirán los alcaldes y ediles de ambos valles, vestidos los navarros con su traje típico y los bearneses de traje moderno y cruzados con la banda tricolor de la enseña francesa. El alcalde de Isaba, de acuerdo con el protocolo, preguntará por tres veces a los bearneses si, como siempre ha sido, están dispuestos a entregar tres vacas "de igual cornaje, dentaje y pelaje", y éstos (malo sea) contestarán de forma afirmativa.

Pax avant Los baretoneses, a continuación, colocarán su mano derecha sobre la piedra, un roncalés pondrá la suya encima, y se irán así alternando las manos, con la del alcalde de Isaba encima, y se pronunciará por tres veces la frase de ritual: "Pax avant, Pax avant, Pax avant", tan sencilla y expresiva que no precisa ni traducción y seguirá la paz entre los dos valles vecinos.

La ceremonia, una fiesta ensoñadora y hermosa, declarada Bien de Interés Cultural Inmaterial por el Gobierno de Navarra, suele atraer al gentío en gran número (habrá que ver este año, tal como están las cosas) y es "pretexto para mantener los lazos de buena vecindad entre las gentes de ambos valles, muy frecuentemente emparentadas".

En la actualidad, lo contrario sería bastante complicado de aplicar, las vacas vuelven a su valle tras el pago de una cantidad en dinero, todos quedan contentos y Baretous y Roncal mantienen las buenas relaciones que siempre siempre deberían existir entre vecinos, por más que a veces no resulte nada fácil.

Los ediles respectivos ponen sus manos sobre la muga 262 y juran: "Pax avant".

Sin mácula El veterinario de Isaba reconoce las vacas que "deben de ser sanas y de dos años" pasando dos de ellas a poder de Isaba y una tercera, por turno de años, a Urzainki, Uztarroz y Garde. Suelen ser de raza pirenáica, "pura" y "sin mácula" como dejaron constancia antiguos escribanos.

Luego, se procederá a elegir cuatro guardas para la custodia de Ernaz y Leja, dos roncaleses y dos bearneses, que juran cumplir su compromiso bajo la fórmula clásica de "si así lo hacéis Dios os lo premie y si no, os lo demande". Y sellará la ceremonia una comida de hermandad que antaño se hacía en una choza improvisada y ahora se efectua en la Casa de Juntas de Isaba aportando los navarros el cordero y los bearneses las bebidas, aunque no sabe uno si todavía se mantienen las costumbres del menú.

Sencillez En el fondo de la cuestión, subyace la realidad de que el acuerdo llegó fruto del diálogo, aunque antes concurrieran palos y algo más, pero evidencia que la buena voluntad lo hizo posible. Y es de envidiar que así fuera, con tal sencillez y grandeza de miras, muy al contrario de la torpe burocracia que impera en la actualidad cuando, para mover un metro una piedra de término, ahora se movilizan ministerios de Asuntos Exteriores, Justicia y el copón de la baraja.