UN elemento clave de la historia de Arguedas que se conocía muy poco entre sus propios habitantes y cuya revalorización se presenta como una oportunidad para reaviva el patrimonio del municipio y crear un nuevo atractivo turístico. Ese podría ser el encabezamiento que titularía una futura intervención en el Castillo de Arguedas en cualquier memoria de proyecto. Una intervención que ya no es futura sino una realidad. El acondicionamiento del acceso y el entorno del conocido popularmente como Balconico de los Moros ya ha finalizado y, por ello, vecinos y visitantes pueden ya disfrutar de una de las vistas más imponentes que ofrece el cerro sobre el que se ubicaba el antiguo castillo de la localidad.

El proyecto ha sido realizado por la empresa QarK Arqueología SL, con la colaboración del arqueólogo tudelano Luis Navas, y no solo ha consistido en una adecuación, sino también en un trazo de las líneas maestras que guiarán futuras intervenciones para continuar con la restauración de este conjunto de gran valor. Los trabajos han consistido básicamente en facilitar el acceso, su señalización y seguridad. También se han diseñado y elaborado dos carteles interpretativos que se han colocado en el casco urbano, en dos puntos donde pueden visualizarse restos de la construcción; y un hito interpretativo, que permitirá descargarse toda la información histórica existente y también la información interpretativa sobre la imponente vista panorámica que se disfruta desde la elevación donde se ubica el castillo. Precisamente su atractivo como mirador es uno de los puntos fuertes de esta zona de la localidad, a la que se accede desde la calle Barrio Nuevo y que domina el casco urbano junto a la iglesia de San Esteban. La panorámica ofrece una gran vista de todo el tramo medio del Ebro, permitiendo disfrutar todos los elementos propios del paisaje ribero: los campos de regadío, las vegas y sotos, junto a las planas de Montes de Cierzo, el Sistema Ibérico riojano y la silueta del Moncayo.

Otro apartado importante de los trabajos ha sido los distintos puntos de excavación realizados, que han permitido profundizar en el conocimiento de este elemento del patrimonio histórico arguedano y navarro, bastante desconocido hasta el momento, tanto en lo que se refiere a su origen, como a los elementos que los formaban de forma precisa. Los técnicos responsables de la actuación han realizado un informe con los resultados obtenidos, y a su vez, detallan propuestas de los pasos a seguir en el futuro para continuar con la recuperación y puesta de valor de la fortaleza. Además se ha elaborado un folleto divulgativo, del que se han editado en papel 1.500 ejemplares, pero que estará a disposición de todos los interesados de forma telemática.

El proyecto tiene un coste de 44.068,20 euros, aunque se ha cofinanciado en un 80% con fondos europeos y del Gobierno de Navarra de las Ayudas de la Estrategia de Desarrollo Rural del Programa de Desarrollo Rural de Navarra, gestionado por el Consorcio Eder, completando el 20% restante del coste la propia corporación arguedana.

Después de cinco siglos de destrucción, abandono y olvido, ni muchos de los propios vecinos y vecinas de Arguedas conocían la existencia del castillo. El Ayuntamiento de Arguedas encargó ya en 2012 al arqueólogo tudelano Luis Navas un primer informe para ordenar la información existente sobre la historia de la fortaleza, su importancia y unas primeras indicaciones sobre las actuaciones a realizar para su recuperación y puesta en valor.

Su historia

Un punto clave

El Castillo de Arguedas, del que actualmente solo queda el contorno de lo que pudo ser parte de su estructura, está considerado por los historiadores como punto clave de la historia del municipio. En 1084, el rey Sancho Ramírez reconquistó la fortificación, símbolo de la dominación musulmana en Arguedas hasta el momento, y dotó posteriormente a la villa de fuero propio. Algunos historiadores señalan que en la zona del castillo se hallaron restos de una columna romana, así como ídolos mitológicos de bronce, que indicarían la posibilidad de la existencia de una mansión romana en dicho lugar muchos siglos antes de la construcción del castillo pero en el mismo lugar que dominaba el valle. El castillo medieval sufrió los mismos daños que el resto de muchos navarros con la anexión al reino de Castilla. Al parecer desapareció tras la acometida del cardenal Cisneros y el uso que hacían los vecinos de los sillares. Debido al empuje castellano y los avances técnicos de la guerra, se produjo la conquista del territorio navarro y sus castillos, episodio que terminó con la destrucción de la mayoría de ellos. En el caso del de Arguedas, en la primera campaña castellana de 1512.

El origen de esta fortaleza hay que vincularlo a que estas tierras se situaban en la frontera entre el territorio musulmán de Al-Andalus y el reino cristiano de Pamplona. En 1084, reinando Sancho Ramírez se reconquistó Arguedas, lo que hace pensar que ya existía como núcleo islámico vinculado a la medina de Tudela. No obstante, el topónimo Arguedas no aparece citado en las fuentes geográficas e históricas islámicas del periodo Omeya (siglos VIII-X) que sí aluden a Valtierra (Baltirra o Baltiyarra), Murillo (Mawril), Bardenas (Bardina).

Sus constructores buscaron la defensa natural de los escarpes, barrancos, y donde estos no existían excavaron un foso, en el intento de hacerla inexpugnable. Sobre ambos, escarpe y foso, se elevaron potentes muros y sólidas torres (hasta cinco torres chicas y la del homenaje según la documentación). Fábricas y aparejos fueron combinándose y variando a lo largo de la dilatada vida del edificio: spicatum, mamposterías, sillerías diversas para ampliar, adaptar o reparar la obra original de los daños ocasionados por la guerra o el tiempo.

Además de enclave defensivo, los castillos servían como puntos de comunicación por medio de señales visuales (humo, banderas) o centros económicos que organizaban la producción y que recibían el excedente como impuestos y cobraban servicios como el molino, horno, peajes de caminos y puentes. También hacían las veces de archivos de documentación real, lugares de reunión de cortes, residencias reales e incluso prisiones de malhechores o lugares de ejecuciones para condenados a muerte, entre otros cometidos.

El proyecto

l Presupuesto. Los trabajos han tenido un coste de 44.068,20 euros, de los que el 80% son financiados con ayudas europeas y por parte de Gobierno de Navarra.

l Mejora del camino de acceso. Se ha instalado una hilera de postes de madera con cuerda a modo de barrera y se han colocado tablones para crear efecto de escalera. De esta forma, el escarpado sendero que conduce al cerro donde se situaba el castillo desde la calle Barrio Nuevo es ahora más accesible pese a la aguda pendiente.

1084

Reconquista del castillo. En esa fecha el rey Sancho Ramírez retomó el control de la fortificación.

En detalle

La historia del castillo

l Origen de su construcción. Estas tierras se situaban en la frontera entre el territorio musulmán de Al-Andalus y el reino cristiano de Pamplona. Sus constructores buscaron la defensa natural de los escarpes, barrancos, y donde estos no existían excavaron un foso, en el intento de hacerla inexpugnable. Sobre ambos, escarpe y foso, se elevaron potentes muros y sólidas torres (hasta cinco torres chicas y la del homenaje según la documentación). Fábricas y aparejos fueron combinándose y variando a lo largo de la dilatada vida del edificio: spicatum, mamposterías, sillerías diversas para ampliar, adaptar o reparar la obra original de los daños ocasionados por la guerra o el tiempo.

l Destrucción y declive. Debido a los avances técnicos de la guerra, se produjo la conquista del territorio navarro y sus castillos, episodio que terminó con la destrucción de la mayoría de ellos. En el caso del de Arguedas, en la primera campaña castellana de 1512.