- Solo las mascarillas y algunos guantes servían para que los y las paseantes pusieran los pies en la tierra y pudieran diferenciar la imagen del lunes de cualquier día normal antes del 16 de marzo, el día en que todo cambió. Los grupos de amigos tomaban una cerveza bajo un toldo en los bares abiertos en la plaza Nueva.

Las distancias a veces eran poco apreciables y no por cómo estaban las terrazas, sino por cómo los consumidores cambiaban las sillas. La apertura el lunes supuso un soplo de aire para los dueños de bares y comercios que, por primera vez en 50 días, abrían puertas y lucían escaparates. Las sonrisas eran apreciables por encima de la mascarilla porque el movimiento económico empieza a fluir. El inicio de la Fase 1 en Tudela, animó calles y carteras.

En la cocina del bar Ritual, en la calle Carrera, Paco Cazorla se afanaba friendo croquetas, junto a unos camareros que, como en otros bares, no daban a basto para servir. Con tres años de existencia de Ritual, Paco reconoció que “ha sido una catástrofe, ni en los peores sueños imaginábamos algo así”. Pese al movimiento de clientes, aseguró que “esto es un parche. No llegamos a pagar ni las letras de las inversiones que hicimos en los dos locales”. Pese a todo reconoció que es un alivio comenzar a trabajar “desde las 7 de la mañana hasta que nos dejen, pero aún así no vemos solución a corto plazo”. En el confinamiento ha preparado y llevado comida a domicilio, “por tratar de salvar un poco esta ruina que tenemos. No podemos estar parados”, y destacó el trato de sus clientes “son fabulosos, a veces llegabas una hora tarde y lo entendían. La gente ha sido muy agradecida”. A su mando tiene a 16 empleados, de los que ha sacado a 2 del ERTE este fin de semana, “en casa se te caen las paredes y no paras de pensar en la ruina que tienes, que ha llegado de repente”.

Junto a él se encuentra la zapateria Fiona, de los hermano Aranda, con clientes de 60 kilómetros a la redonda. “Tardaremos en encontrra la normalidad”, afirmó Alfonso Aranda. Abireron la semana pasada con cita previa, pero con poca respuesta, “hoy cuando hemos visto gente en el bar desde las 8.00 he dicho; hoy habrá alegría y habrá gente. Los bares para las tiendas son también muy importantes”, añadió y destacó la importancia del comercio local “para que la ciudad esté viva”.

La librería Letras a la Taza abrió también el lunes 4, “pero con la puerta cerrada y cita previa, pero no se hacía mucho”. Tenían las dos mesas de su terraza llenas y estaban satisfechos de la venta de libros, “hoy la cosa cambia. Ahora hay vida. Hemos estado vendiendo libros y consumiciones, hasta más que un día normal. La gente tiene ganas de salir”. Miguel Iglesias y David Martón se calificaron de “optimistas” y ven cómo “la gente compra más y tenemos clientes de la web que no conocíamos”. Con la mitad de la plantilla en ERTE, esperan pronto la reactivación, pese a los malos augurios de los medios.

“Esto es un parche, no llegamos a pagar las inversiones que hicimos en locales”

Propietario bar Ritual

“Los bares son importantes para las tiendas, y éstas para una ciudad viva”

Zapateria Fiona

“Hoy hemos vendido más que en un día normal, la gente quiere salir”

Librería Letras a la Taza