ras la suspensión de las fiestas de Santa Ana y la aparición de los rebrotes posteriores causados por la boda en Tudela y los no San Fermines, son pocas las cuadrillas que se animaron ayer a salir a las calles del centro de Tudela a disfrutar del típico almuerzo que hubiera sido habitual en un prechupinazo. La gran mayoría de tudelanos suponían que sin fiestas, ni cohete, tampoco debía haber almuerzo, pero ése no fue el pensamiento de todos. La gran mayoría de las cuadrillas decidieron irse a los huertos, lejos de los objetivos y de la Policía. De hecho a las 12.00 se oyeron algunos cohetes en la lejanía, disparados desde algún huerto o algún balcón.

Angel Gil, era uno de los pocos que lo disfrutaban ayer en el restaurante Casa Alberto, “lo he hecho toda mi vida y la situación no nos da miedo. Si respetas las medidas de seguridad no tienes porque tener miedo. No nos vamos a encerrar en casa”, explicaba el tudelano. Y además añadió: “a partir de mañana viviremos las no fiestas con normalidad, pero hoy es un día especial como tudelano”. Este extremo lo refrendaba una de sus acompañantes y dueña del establecimiento, Natalia Cavalaria, que apuntó que esta cancelación de las fiestas va a ser económicamente muy perjudicial para la hostelería y lo ejemplificaba haciendo referencia al único almuerzo que veíamos en ese local comparándolo con los 300 que solía dar años anteriores. No son pocos los hosteleros de la ciudad que prevén unas pérdidas del 80% como consecuencia de la suspensión de las fiestas.

Unas calles más arriba, en Herrerías, calle popular por la afluencia de jóvenes y fiesta en ella, ayer se percibía que era un 24 inusual. Las hileras de mesas distribuidas desaparecían y en su lugar se veían bares cerrados y tan solo un par de mesas con almuerzos. Pablo Guiu, que disfrutaba de uno de ellos con sus amigos, explicó que “hemos decidido venir a almorzar porque para nosotros, aunque no haya fiestas este día, por el simple hecho de ser 24, es un día que tenemos grabado en el corazón y aunque sea de esta manera tan mínima venir aquí a estar con los amigos y tomar algo en honor a las fiestas merece la pena. No tenemos miedo, tenemos respeto. Creemos que con las medidas implantadas y respetando la burbuja social que hemos creado no hay porque tener miedo”. Además, como joven tudelano, mostró su descontento ante la medida de cierre de cuartos y bajeras, “es un poco incoherente que el cuarto nos lo cierren y puedas ir a la piscina a estar con las mismas personas que con las que ibas a estar en el cuarto. Es la frustración de que se nos permita ir a otros lados, y no a nuestro cuarto en el que además se respetaban las medidas”.

Guillermo Carrascosa, que saboreaba un pequeño almuerzo con sus amigos en el bar La Estrella, indicó que a pesar de que en un principio iban a ser el doble de los que eran, el almuerzo de este año “es una forma de quedar y celebrar con los amigos pero sin después hacer nada más que ponga en peligro la salud. Ahora mismo tendríamos que irnos corriendo a la plaza Nueva” y añadió que a pesar de que desde el rebrote de la boda la gente está siendo más consciente de todo y está teniendo más responsabilidad, su cuadrilla evitará el centro esta próxima semana, “no por tentación sino porque como no hay nada, pues mejor ni verlo”.

Sin embargo, el ambiente fue creciendo conforme avanzó el día y a las calles del Casco Antiguo afloraron personas de más edad enfundadas en sus trajes blancos y pañuelos y fajas rojas, pero, siempre, con la mascarilla bien aparente. Las calles se animaron y hasta se podía percibir cierta esencia de fiestas, de un día entre semana de las antiguas fiestas cuando ya casi se barruntaba su final. De esos días que gustan disfrutar y con corrillos de menos de 10 unidades, como se había pedido. Sin música pero con ese run-run de las conversaciones en las que va subiendo el tono porque se ve que hay un buen ambiente.

Durante toda la mañana la sensación no dejó de ser extraña y se multiplicó por la tarde-noche, cuando, de repente, se conoció la recomendación del cierre de los bares a las 00.00. Entre desesperación y cierta incredulidad, los dueños de los locales recibieron la noticia que se difundió como la pólvora por toda la ciudad.

El alcalde, Toquero, señaló que “los tudelanos han hecho lo que les pedimos, es el símbolo de lo que tiene que ser toda esta semana. Solo podemos dar las gracias”.

Las cifras que se conocieron ayer de la Ribera en general no invitan al optimismo. Si en el centro de salud de Tudela Oeste su número había pasado de los 130 del día 23 de julio a los 131 de ayer, en el de Tudela Este el incremento era de 6 casos más (de 243 a los 249), lo que hacía un aumento de 7.

Pero no eran más halagüeñas las cifras del resto de las zonas de salud, en Buñuel había cuatro casos más (de 114 a 118), en Cascante 1 más, mientras que en Cintruénigo se habían registrado 3 casos más (un total de 334) y Corella uno más.

Pero el caso más llamativo fue el de la zona sanitaria de Valtierra-Cadreita, cuyas cifras justifican la preocupación que tenía su alcalde hace dos días y que anunció el cierre del polideportivo y de los parques infantiles. Esta localidad ribera ha visto cómo en muy pocos días ha pasado de 83 casos, el día 20 de julio, a los 96 personas registradas ayer 24 de julio. Es decir 13 casos más en 4 días, y 6 más en las últimas 24 horas.

En este clima de preocupación e incertidumbre tuvo lugar el no cohete de ayer en Tudela en el que, durante todo el día, un helicóptero de la policía sobrevoló la ciudad.