na de las iglesias más antiguas de Tudela tras la Reconquista, la parroquia de San Nicolás está siendo objeto desde hace 6 años de profundas excavaciones lideradas por el arqueólogo tudelano Juan José Bienes Calvo.

Junto a su equipo de voluntarios trabaja todas las tardes de 16.00 a 20.00 en este proyecto que prevé finalizarse este año 2020.

“El proyecto arranca en 2014 con estos talleres de arqueología que organiza el Ayuntamiento de Tudela desde la concejalía de centro cívico. Este es el 12º taller de arqueología, es decir, hay dos talleres al año. Y la intención es buscar restos de aquellas fases de la iglesia que hubo anterior a la que se puede ver actualmente”, explica.

Durante las obras que se realicen hasta dotar al edificio de un uso social, será necesario realizar estas excavaciones arqueológicas que recuperen los datos y los materiales de algunas de las incógnitas que presenta, siendo la principal de ellas la de la situación y posibles restos de la fábrica original de época románica, además de que durante cuatro años fue sede provisional de los restos de Sancho VII el Fuerte. “Gracias a las excavaciones que hemos realizado hemos llegado a la conclusión de que hubo dos iglesias anteriores, una de época medieval, en la que estuvo enterrado Sancho el Fuerte durante 4 años, y otra en el siglo XVI que perduró sólo 200 años”. Una vez finalizadas estas excavaciones, sólo queda pendiente la otra vertiente del trabajo arqueológico que consiste, una vez recuperadas las diversas tipologías de piezas excavadas, en proceder a su correspondiente catalogación. “Este proyecto se ha prolongado durante mucho tiempo porque todos los enterramientos que encontramos los tenemos que recuperar. LLevamos hasta el momento 240 cuerpos y la intención es que con estos dos talleres demos por finalizada la excavación aquí y lleguemos a niveles de cimentación y ocupación islámica”, concluye.

Lourdes Luzán, tudelana, es una de las voluntarias más veteranas, “llevo bastantes años viniendo a las excavaciones de San Nicolás, empezamos excavando la parte de la bóveda y es emocionante ver cómo año tras año hemos avanzado hasta conseguir llegar a donde hemos llegado”, explica señalando el terreno excavado que llega casi hasta el exterior de la iglesia. Y aunque admite que, debido a su edad ya no puede ayudar de la forma que lo hacía antes, cree que es una buena forma de pasar el verano para la juventud: “Cualquiera está invitado, no hay que cumplir ningún requisito. Está abierto para la gente joven que quiera aprender del pasado y para la gente mayor que quiera echar una mano y ayudarnos en este bonito proyecto. Yo hago esto para que no se me olvide la historia. Me gusta estar con Juanjo aprendiendo, porque siempre, cada día, se aprende algo más. Es un aprendizaje continuo”, explica. Por el contrario Álvaro Lafraya, joven de Ribaforada, explica que es novato en este taller, “he colaborado con Juanjo en otras ocasiones, pero aquí es la primera. Con esqueletos y huesos es mi primera experiencia, ayer estuve limpiando un cráneo y es impactante”. Además aclara que, a pesar de que en la actualidad él vive en Valencia ha venido a esta excavación porque, “es famosa, he oído hablar de ella por la Ribera y quería quitarme el gusanillo”. Y afirma además que, a pesar de que la intención es acabar este proyecto este año, tiene ganas de seguir explorando este mundo y trasladará los conocimientos adquiridos en este taller a otros lugares como la necrópolis de Ribaforada. Sentimiento que comparte una de sus compañeras, Laura Gascón, que admite a pesar de que es su primera vez, “me encanta la arqueología, me comentaron que estaban los talleres y me apunté. Sabia que existia la iglesia y que había restos pero no me imaginaba que tal cantidad”, la experiencia le ha gustado tanto que, si sus horarios laborales se lo permiten, “volveré a apuntarme. Eso sí, te tiene que gustar. Igual al que no le guste la arqueología pasa de ver 35 cadáveres, pero si te gusta, es una maravilla. Vas cogiendo un montón de conocimientos sobre historia”.

DETALLES

Origen. Tal y como aparece escrito en el Archivo de Santa María Real de Oña. el origen de esta iglesia está en 1131, cuando Don Fortuno Garcés y su mujer donan al monasterio la basílica de Santa Cecilia de Tudela. Así pues, este santuario fue unos años del priorato de San Benito para después desaparecer los monjes y ser dedicado a San Nicolás de Bari.El tímpano. Ese primitivo templo románico tenía una sola nave con ábside semicircular que ocupó la zona del Liceo. De esta iglesia románica solo se conserva su tímpano, que a día de hoy se encuentra sobre la puerta de la entrada y está compuesto por una mandorla rodeada de tetramorfos y los personajes de David e Isaías, además de dos leones románicos y un escudo barroco.

Hundimiento. Puesto que la iglesia se construyó junto al río Mediavilla, ésta a lo largo de su historia ha tenido grandes problemas de humedad e inundaciones que incluso la llevaron al hundimiento a principios del siglo XVII. La construcción de un nuevo templo barroco levantado en 1729 en el que destacaba la ornamentación heráldica, posiblemente acabó con los vestigios románicos.

Hasta el momento han aparecido 240 cuerpos y la intención es que con estos talleres se termine la excavación

Para la tudelana Lourdes Luzán “es emoiconante ver cómo año tras año hemos ido avanzando”

La primera iglesia de San Nicolás acogió durante cuatro años los restos de Sancho VII el Fuerte

En estos seis años de excavaciones se ha decendido casi dos metros buscando los cimientos de la iglesia

El joven de Ribaforada, Álvaro Lafraya, viene de Valencia para participar en los trabajos en la iglesia

Laura Gascón dice que “al que no le guste la arqueología pasa de ver 35 cadáverdes, pero si te gusta es una maravilla”