- Nasuvinsa y Ayuntamiento de Tudela firmaron ayer el convenio que da inicio al expediente de expropiación para la reurbanización del ámbito del Horno de Coscolín, un proyecto arquitectónico y urbanístico que Nasuvinsa diseñó y promovió en 2018, con arreglo a un protocolo de colaboración suscrito el año anterior con el propio Consistorio tudelano. Este paso permite que se avancen en los pasos y las obras puedan comenzar en la próxima primavera de un proyecto que contará con una inversión foral de 8 millones de euros.

Esta histórica intervención será una actuación clave en la regeneración urbana del Casco Antiguo de Tudela. El proyecto contempla la recuperación de la plaza de Coscolín como espacio público, la reurbanización de toda la zona y la promoción de 24 viviendas de VPO, entre compraventa y alquiler, así como tres locales comerciales y dotacionales.

La firma del convenio que se ha formalizado hoy, tras su previa aprobación por el Consejo de Administración de Nasuvinsa y el pleno municipal del Ayuntamiento de Tudela, permite el inicio del proceso de expropiaciones, reparcelación y posterior licitación de las obras para que éstas puedan comenzar esta misma primavera.

De acuerdo con este convenio, el Gobierno de Navarra, a través de la sociedad pública Nasuvinsa, financiará con 6,9 millones de euros el proyecto y las edificaciones y con otros 750.000 euros la adquisición de suelo e inmuebles. Por su parte, el Consistorio tudelano asumirá el coste de urbanización de la plazuela de Coscolín, en torno a los 400.000 euros.

El Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Tudela, bajo la alcaldía de Eneko Larrarte, suscribieron en 2017 un acuerdo de colaboración que incluía la intervención de este ansiado proyecto y la sociedad pública Nasuvinsa adjudicó en 2018 el proyecto arquitectónico de reurbanización y desarrollo de vivienda en el ámbito que rodea al antiguo Horno de Coscolín al estudio tudelano Blasco Esparza Arquitectos, que concurrió a un concurso de ideas con su proyecto denominado Sopas de pan.

Esta denominación hacía alusión a una de las especialidades que se asaban con carne en el Horno de Coscolín, que vertebra la trama urbana que aporta.

El proyecto se centra en la reurbanización de esta zona y de la Plaza Vieja colindante y la creación de una nueva plazuela en torno al Horno de Coscolín con alrededor de 1.000 metros cuadrados de espacio público, que estará conectada con el resto del Casco Antiguo a través de cuatro pasajes peatonales.

El plan contempla la construcción de cuatro edificios alrededor de la plaza de Coscolín con un total de 24 viviendas -al 50% entre compraventa y alquiler público-, locales de uso comercial o dotacional en planta baja y un parking subterráneo de 22 plazas de garaje. Los bloques de viviendas albergarán apartamentos de una o dos habitaciones, idóneos para personas jóvenes, lo que contribuirá a dinamizar en entorno.

El proyecto de la plaza del Horno Coscolín contará con un ascensor urbano en el acceso desde la calle Fuente de San Antón (cruce con Pontarrón) para salvar los 3,5 metros que existen de desnivel. Bajo unos soportales, los viandantes podrán acceder a la plaza por unas escaleras que salvan esa altura pero era imposible realizar una serie de rampas para cumplir con la accesibilidad ya que de esa forma la plaza hubiera perdido gran parte del espacio que tiene (1.000 m2).

2017. El Consejero Laparra y el alcalde Larrarte fueron quienes desempolvaron el expediente de Coscolín y lo pusieron de nuevo en marcha después de 20 años de olvido.

Plaza Vieja. Aprovechando el acuerdo entre

Nasuvinsa y Ayuntamiento se añadió la idea de mejorar la plaza Vieja. El proyecto ganador, el de Curro Blasco, propone en un futuro amabilizar la plaza, eliminar barreras y colocar árboles en una franja que sirva para separar las fachadas del tráfico rodado. Los vehículos pasarán a circular más cerca de la catedral, para liberar las fachadas.