Sacar una enseñanza positiva de un hecho manifiestamente negativo. Este lema, que podría proceder de un proverbio chino, es el que aplicaron Berta Callejas Gaspar y Elena Calvo Medel, para tratar de motivar a sus 24 alumnos del instituto de Castejón y que levantaran el ánimo y las ganas de aprender en una época cuando menos complicada para mantener la disciplina y el interés de los jóvenes.

Estas dos profesoras interinas de Química del IESO de Castejón, con la ayuda de sus alumnos de la asignatura de Prácticas de laboratorio, de 3º de la ESO han elaborado su propio gel hidroalcohólico que han bautizado con el nombre de IESO Castegel. La experiencia, ha sido no solo interesante para ellas, sino sobre todo para los alumnos que ven cómo todos los conocimientos teóricos que aprenden en clase pueden tener una aplicación palpable y práctica.

“La idea surgió por casualidad. Un día estábamos compartiendo entre nosotras que durante el confinamiento, sin haberlo hablado, ambas habíamos elaborado nuestro propio gel hidroalcohólico”, explican. En este aspecto, Elena elogió el que había fabricado Berta, “experta en elaboración de jabones naturales aromatizados”, indica Elena, y eso les llevó a hablar de la posibilidad de hacer eso dentro de las aulas, donde tienen una “docencia compartida” ya que ambas dan prácticas.

Esta tarea, además de ser práctica y servir para movilizar a los y las jóvenes, tenía un aspecto fundamental para la enseñanza a adolescentes, “cumple perfectamente el objetivo de demostrar a los chicos que la teoría del aula tiene su aplicación en la vida real, porque siempre las preguntas constantes que nos hacen son ¿y esto para qué sirve? ¿y yo para qué quiero aprender esto? Llevarlo a la práctica y que hicieran el gel era una buena respuesta a sus preguntas”.

Así, se pusieron manos a la obra y de la unión de un 80% de alcohol etílico, un 13% de agua destilada, un 5% de glicerina y, además, un 1% de aceites esenciales de menta y lavanda.

Según manifiestan ambas profesoras, “con actividades prácticas como ésta, les demostramos que es necesario conocer teorías, leyes y fórmulas para crear ciertos productos necesarios para nuestra vida cotidiana”. No solo dan sentido a lo que ven en la pizarra, sino que además incentivan el espíritu emprendedor del alumnado. “Deben ser conscientes de que de ellos depende el futuro y que forman y formarán una parte activa de la sociedad, dirigiéndola hacia dónde ellos y ellas quieran”, abandonando así la idea pesimista de no poder hacer nada o la cómoda de que ya está todo hecho.

En definitiva, todos los lados del poliedro de la creación han sido positivos y sirvió para que otros cursos y especialidades que se estudian dentro del IESO de Castejón tomaran parte activa de la iniciativa. “Nuestra ilusión por compartir lo que creíamos que era una buena idea nos llevó a ampliar el proyecto hasta convertirlo en un proyecto no de asignatura, sino en un proyecto multidisciplinar”, señalan.

Así, desde la asignatura de Tecnología de 1º de ESO se elaboraron las etiquetas con la información sobre los ingredientes y pictogramas que les dieron sus 24 compañeros de 3º de la ESO que elaboraron el IESO Castegel. También los alumnos de 4º de ESO elaboran el marketing para su venta, de forma ficticia, y el objetivo final es grabar un spot publicitario en la radio que tiene el centro. Por último, la optativa de Iniciación a la Actividad Empresarial completarán el círculo creando una empresa imaginaria para su comercialización. “Es una iniciativa compartida”, concluyen.

En la etiqueta que han creado los alumnos se apunta incluso el modo de empleo: “utilizar el producto puro, aplicando unos 3 ml. (2 pulsaciones del dosificador), extender y tratar al menos 30 segundos hasta su total evaporación”.

De momento, el producto elaborado por los alumnos y denominado Castegel no ha salido del centro y los cerca de 80 botes de 100 mililitros que han elaborado se han quedado para uso interno. “Todos han llevado su gel, pero también han aprendido que se lo pueden preparar en casa. No necesitan mas que la balanza y comprar ingredientes”, indica Berta. En un futuro no descartan que se pueda vender incluso dentro del propio centro para que los de 4º de ESO puedan financiar y hacer un viaje de estudios, si las circunstancias sanitarias lo permitieran.

“Lo más gratificante ha sido la ilusión del alumnado, que les hace sentir que trabajan en una buena causa ante la situación actual, y como docentes que vean que jugando aprenden Ciencia”, concluyen

Como profesoras, han visto como los alumnos han experimentado ciertos cambios como consecuencia de la pandemia y del confinamiento. “Notamos mucho cansancio en ellos. Echamos la culpa a la mascarilla, pero lo cierto es que nos está costando reengancharlos. Aunque se supone que los contenidos del curso pasado están adquiridos, lo cierto es que no lo están y trabajas sobre algo que se supone que está aprendido y no siempre es así. Los hábitos de estudiar han decaído muchísimo. Lo válido se pierde rápido, pero las malas costumbres no se pierden nunca”, ríen.

Otro de los cambios que han percibido en sus alumnos tras el confinamiento y la puesta en marcha de un nuevo curso es el escribir a mano, “les cuesta un mundo ahora. Se han acostumbrado mucho más al ordenador en estos meses”.