Ricardo empezó a trabajar detrás de una barra cuando tenía 14 años, y desde entonces, menos los siete años que estuvo en la cadena de Luzuriaga, la hostelería ha sido su oficio, con sus sacrificios, sus festivos de trabajo y sus fines de semana frenéticos. Desde aquel primer contacto con el mundo laboral Ricardo Marina Pérez, que ahora tiene 66 años, pasó por diferentes trabajos hasta que llegó al Nuevo Hostaf de Tafalla, el bar que cogió junto a tres amigos y del que hace un mes se despidió.

La jubilación llega a la vida de Ricardo como “un cambio radical”. “Ahora tengo que adaptarme a otro ritmo de vida, yo hubiera estado en el bar hasta los 100 años pero el cuerpo ya me pedía un cambio”, cuenta Ricardo Marina. No sabe qué hará a partir de ahora, no tiene planes a corto plazo, pero lo que sí sabe es que en su memoria se han grabado los buenos recuerdos vividos en el Nuevo Hostaf, “los ratos de trabajo, las amistades y la gente que me llevo”.

Un bar con relevo

Al contrario de lo que ocurre en los pequeños comercios, el bar Nuevo Hostaf de Tafalla sí va a tener relevo generacional. “Tengo la suerte de dejar el bar en manos conocidas, con la persona que ha trabajado conmigo durante mucho tiempo”, concreta Marina, y señala que Sonia, la mujer que ahora se encargará del establecimiento, “sabe cómo funciona el negocio mejor que nadie y eso me da mucha tranquilidad mental”.