El próximo día 29 tendrá lugar en el Consultorio Local de Beriain un homenaje organizado por su Ayuntamiento al cirujano Miguel Ángel Ciga, recientemente fallecido.

En dicho acto se colocará una placa y desde ese día el Consultorio llevará su nombre. Lamentablemente no podré asistir por un compromiso familiar ineludible y por eso, con estas líneas quiero aportar mi granito de arena a éste más que merecido homenaje y hacer llegar a su familia todo mi afecto y cariño.

Las opiniones que aquí expondré no descubrirán nada que no sepan todas aquellas personas que tuvieron la fortuna de tratarlo ya fuese en su ámbito personal, privado, o en el estrictamente profesional. Siempre se ha dicho, y es rigurosamente cierto, que “para ser buen médico antes hay que ser buena persona”.

El Dr. Ciga (Miguel Angel para quienes tuvimos la suerte de ser sus compañeros y, sobretodo amigos) era el ejemplo paradigmático de esta frase. Un gran profesional, un gran cirujano que ya desde sus comienzos en la especialidad dejó constancia de sus cualidades y su enorme potencial; cualidades que desarrolló y magnificó con crece más tarde.

Ciga (con bata azul), junto a Rafaelillo, acompañado por los doctores Ángel M. Hidalgo y Miguel Salvador Cedida

Tenía una enorme capacidad de trabajo, nunca se quejaba y nunca manifestaba cansancio; su facilidad para empatizar con los pacientes le permitía conectar con todos ellos con prontitud haciendo gala de una enorme humildad y desarrollando un cariño hacia ellos que rápidamente los captaba.

Si con las personas enfermas era así, su actitud con los compañeros era similar; siempre dispuesto a ayudarnos desde la sombra, con discreción, sin ningún interés en sobresalir, lo cual no siempre conseguía porque era imposible ocultar todos los méritos personales y profesionales que atesoraba. Quizás pueda estar equivocado y el gran afecto que le profesaba me distorsione la realidad, pero creo estar en lo cierto si afirmo que no conozco a nadie, compañero o paciente, con el que tuviese una mala relación.

Mientras fuí Consejero de Salud había que nombrar un Director del Área de Cirugía del Complejo Hospitalario de Navarra. Aunque la elección no fue difícil porque desde el principio estuvimos seguros que su nombramiento era una garantía de calidad para la cirugía en Navarra, costó convencerlo para que aceptase; tenía méritos más que suficientes, categoría profesional y humana le sobraba…..pero su enorme modestia le hacía dudar sobre la idoneidad de su nombramiento. Fue una de las pocas cosas en las que podía haberse equivocado, pero su compromiso personal con la sanidad pública, con la cirugía y con sus compañeros le llevaron a aceptar, finalmente, el reto planteado y el cargo. No se equivocó y su trabajo y compromiso evidenciaron que quienes habíamos apostado por él tampoco lo habíamos hecho.

Miguel Ángel Ciga es un ejemplo en el aspecto personal y en el profesional que las generaciones más jóvenes de profesionales de la medicina deberían seguir; y digo es y no “era” porque su recuerdo siempre estará presente en nuestro día a día y nunca morirá.

En definitiva, un homenaje más que merecido para una persona irrepetible.

*El autor es especialista en Cirugía General y Ex Consejero de Salud del Gobierno de Navarra